¡Nada existe en la Tierra, seres humanos, con que pudieseis ofrecer una compensación en agradecimiento por el hecho de Dios os liberar de los vermes de las tinieblas, que vosotros propios criasteis a través de vuestro falso querer!
¡Si por lo menos para ello os quisieseis esforzar por comprender que la lucha de la Luz contra todas las tinieblas no es una lucha agradable para la Luz, pero, sí, un aplastar y aniquilar de todas las mugres de las más repugnantes especies, en lo cual la mayor parte de los seres humanos, a los cuales se destina la liberación y trae todo el provecho, además se coloque al margen de las tinieblas venenosas, para, en la más baja manera de pensar, dificultar el camino a los que traen la Luz!
¡La ira de Dios Todo-Poderoso, sin embargo, se abate ahora por sobre las hileras de esos blasfemos, los cuales, como los más asquerosos vermes, son condenados a ahogarse en su saliva repugnante! Para que el mundo esté purificado de tal mal!
La expresión no es bonita, pero no existe otra palabra para algo, que en la verdad es completamente inexpresable en su torpe vileza; pues incluso este lenguaje terreno no basta para designar correctamente tal tipo de más bajo pensar.
¡Únicamente las expresiones “escoria, verme” definen los dos tipos fundamentales de esos degenerados, que se excluyeron de todas las posibilidades de salvación, porque ellos, incapaces de producir siquiera un único pensamiento puro, desparraman su baba venenosa, que todo corroe, la cual, recayendo ahora por sobre ellos, tiene que corroer y descomponer a ellos propios!
Dilacerados por indecible, rencorosa envidia, irán ahora sucumbir, poseídos de temor y miedo, horror, pavor, y mano alguna deberá tenderse para amenizar su merecido sufrimiento. Serán repelidos por todo lo que anhela por la Luz y libertad espiritual. Y mientras ellos, azotados por aflicciones y tormentos, son empujados de un lado a otro bajo dolores indecibles, despierta en ellos, debido a la descomposición disgregadora, de modo acusador la centella espiritual, la cual mantuvieron aislada con sus tendencias hostiles a la Luz y que querían dejar atrofiar. Ella se manifiesta en cada uno, quemando y achicharrando dolorosamente, en el anhelo insatisfecho, todo lo que hasta ahora la detuvo.
Así sigue la descomposición simultáneamente por fuera y por dentro de manos dadas en un martirio increíble, por siglos, milenios, lejos de todo auxilio, alejado de toda atenuación, con miedo constantemente creciente y más horroroso desespero, hasta que, por fin, la conciencia de su yo esté enteramente corroída; pues de ella nada deberá restar.
¡Esos son los caminos de los malditos desde el momento, en que Dios retiró la mano y, con ira sagrada, separó todos del recibimiento de gracias salvadoras!
Luego el condenado tuvo que hundir, ser arrastrado hacia bajo a los abismos de los horrores y de las devastaciones; ¡pues no más recibió ningún apoyo venido desde arriba!
¡Y este dia del más sagrado Juicio se encuentra ahora ahí! ¡Vosotros, que os esforzáis por acender, quedaréis libres de todos los vermes y de todos los instrumentos de las tinieblas, como ya fuisteis salvos del propio príncipe de las tinieblas por la sagrada Luz, por un largo espacio de tiempo! Para que nuevamente os podáis fortalecer, al punto de no más necesitar temerlo.
Se elevará ahora la Tierra entera, que os carga, con vosotros para regiones más puras y más luminosas.
Y cuando luego podáis respirar nuevamente la pureza, cuando alrededor de vosotros ha caído todo, que os obstruyáis la visión clara hacia la Luz, solamente entonces reconoceréis, mirando retrospectivamente, cuán sórdido ha sido el pantano, en que hasta entonces vivisteis. Solamente en la mirada retrospectiva os acometerá el mal estar, el horror... y tal vez... ¡florecerá entonces en vosotros también una parte de aquel agradecimiento, que, ya hoy, deberíais dar a Dios por la grande obra de amor, que Él cumple en vosotros con esta purificación!
Ya hace mucho podríais, deberíais haber reconocido cuán sobre-humana es la paciencia y la longevidad, que Él concedió hasta incluso a los ahora definitivamente condenados. ¡Podíais verlo en vuestras propias hileras! ¡Solamente como un pequeño ejemplo, pensad una vez más en todos aquellos, quienes voluntariamente ya encontraron el Mensaje y quienes entonces nuevamente decayeron!
No hablo aquí de acontecimientos anteriores en regiones más luminosas, tampoco de promesas anteriores en la concesión del cumplimiento de pedidos espontáneos, no, hablo tan solamente de un corto espacio de tiempo de esta existencia terrena, que, no obstante, ya contiene lo suficiente para alejarse con repulsa de aquellos seres humanos, cuyos pensamientos todos constituyen solamente los más bajos frutos de la vanidad herida, de la decepción con relación a algunos deseos terrenos rechazados de las más variadas especies y también del egoísmo, que no pudo llegar a ponerse en relieve.
¡Mirad solamente alrededor de vosotros, encontraréis seres humanos en todos los locales! Vosotros los conocisteis bien, de modo que no necesito mencionar nombres. Los nombres, todos, además arderán en vuestro sentimiento de justicia, hasta que veáis que la justicia de Dios no se deja escarnecer y que se efectúa en tiempo cierto de tal manera, como el ser humano jamás podría lograr.
El Juicio, en su sabiduría y justicia, os obligará a caer de rodillas con veneración, y vosotros pediréis perdón por el hecho de, en la irritación y en la indignación, frecuentemente os hubieseis anticipado con vuestros deseos a la verdadera justicia, sin que penséis que la omnipotencia de Dios alcanza con mucho más rigor y más certeza, también de forma más inexorable, de lo que cualquier ser humano pueda jamás soñar.
¡El Señor no se deja escarnecer! Y el escarnio también se encuentra en la inobservancia de Sus sagradas leyes. ¡Si el ser humano piensa que puede actuar según sus deseos, sin que indague ahí por la justicia de Dios, o se juzgue poder satisfacer siempre sus caprichos, sin que un efecto retroactivo lo alcance, luego él escarnece con eso de la justicia universal del Señor!
¡El Señor, sin embargo, no se deja escarnecer! ¡Eso es una advertencia, que resulta realización para cada uno! ¡Y el dia de esas realizaciones está ahí!
¡Observad los seres humanos y sus acciones, retrospectivamente, una vez más de modo examinador, antes que éstos hundan ahora en las duras muelas de la recompensa y con ello desaparezcan para siempre! Hay, sí, muchos entre vosotros que co-vivenciaron todo. Ni siquiera os será difícil obtener un reconocimiento de ello, que os puede ser útil para el futuro.
¡Los seres humanos, a los cuales me refiero, encontraron en el Mensaje aquello, que ya hace mucho buscaban, y lo reconocieron, conforme su propia afirmación de entonces, como siendo la Verdad!
Luego, ellos hicieron contacto con nosotros, no por acaso nosotros con ellos. Todos ellos se dirigieron espontáneamente a nosotros. ¡Yo no los llamé! Ellos utilizaron nuestro tiempo muchas veces en grande escala, naturalmente con la intención de, en eso, obtener provecho de alguna especie para si. Supongamos con bondad que visaban ventaja y provecho espiritual.
Eso ellos también pueden y deben encontrar de manera más profusa en el Mensaje y en mis disertaciones, así como también en conversas individuales, cuando buscan aclaraciones sobre temas, que elevan y ennoblecen el ser humano. El propio Mensaje comprueba todo eso a su manera, a la cual también corresponden las conferencias.
Todo eso les fue concedido, aunque algunas veces con reluctancia, porque con relación a esos seres humanos, a pesar de pidiendo, aún así era un tanto forzado en la manera, como condiciona el egoísmo y la vanidad a ellos inherentes, que entonces también, más tarde, los desconectaban nuevamente de la causa.
Cuando juzgaban ya haber llenado sus lagunas de hasta entonces en el saber o no más poder encontrar otras ventajas, para ellos también el Mensaje pasó a segundo plan y el conocido querer saber mejor creció lentamente en su intimo, el compañero de todas las vanidades, sobre todo, sin embargo, de la vanidad herida.
Lo qué, sin embargo, por fin, desprende muchas veces el golpe más profundo a tal vanidad es el hecho de que no sobornamos tampoco luchamos por aquél, quien se aleja; pues eso me es completamente indiferente, visto que todo ser humano tiene que tener el libre albedrío para la decisión, si ésta le deba traer valores o destrucción; pues él trae, sí, sólo, la plena responsabilidad por si mismo.
Por ese motivo rechazo también siempre influencias de todas las especies. Lo contrario, por lo tanto, de aquello, que a tales seres humanos les gustarían afirmar tras el alejamiento, para con eso disculpar sus propios malos actos y su mala voluntad y, de la manera más ridícula, por lo menos justificarlos de algun modo.
¡Prefieren, así, emitir para si propios un deplorable testigo de su inconstancia interior, solamente para satisfacer su perversidad de ocasionar perjuicio o aburrimiento allá, donde sienten o piensan que sean despreciados!
Son muy cobardes y demasiado convencidos para admitir que ellos podrían haberse engañado en el principio, cuando más tarde piensan nuevamente de modo diferente, y que fueron ellos mismos, que vinieron y ahora nuevamente se fueron, que ellos tampoco poseen ningún derecho para responsabilizar de alguna forma a otro, que no los sobornó tampoco llamó, por ese su aparente engaño.
¡Sin embargo, a tales absurdas hostilidades se contrapone cada palabra, que hasta ahora ya escribí y hablé, y yo vivo esa Palabra! De mi Palabra yo soy inseparable. ¡Y esa Palabra está ahora firmemente gravada a fuego y eternamente inmutable en toda la Creación!
De esa forma, sin embargo, pretenden vengarse aquellas criaturas, que anhelan más de lo que son capaces de absorber, porque a su sintonización hace falta la necesaria pureza de sus deseos y la humildad espiritual para ello necesaria, porque en todo colocan siempre de nuevo solamente el terrenal como objetivo principal de su camino.
Aunque puramente humano, un procedimiento tal no es en absoluto comprensible, sino con la simples explicación de que los seres humanos de tales especies no se sienten constreñidos para que, a través de astucia y malicia, se entreguen a su pendiente de criar solamente aburrimientos a otro y, si posible, perjuicio, lo que les causa placer. En tales actos encuentran satisfacción intima con una disposición a veces incluso enferma.
Si, luego, les sea posible obtener en ello también además cualquier ventajas terrenas sin hacer esfuerzos, las aprovecharán sin escrúpulos, como bien venida coyuntura colateral de su actuar.
El verdadero motivo de todo eso, sin embargo, reside mucho más profundo. Él puede ser explicado solamente en el sentido del Mensaje:
Esos seres humanos, cuando se tornan tibios, fueron, en sus debilidades, poco a poco sobornados por las tinieblas y agarrados imperceptiblemente, pero, no obstante, de manera firme y sin poder escapar, porque no ofrecieron resistencia alguna, sino además se sintieron satisfechos por el toque mental en sus debilidades realizado por las tinieblas.
Luego ocurrió con los jugueteos mentales también el inevitable contacto, las tinieblas silbaron ostensivamente... de muy buen grado ellos se tornaron instrumentos solícitos y, ellos propios, además contribuyeron con su quiñón.
Su primitiva tibieza se amplió luego hasta la enemistad y en mal contenido odio y envolvió por fin todo el pensar y también el actuar de modo correspondiente.
¡Naturalmente las corrientes de especie igual buscan siempre unión, ellas se encuentran, y juntas preparan entonces la poción de veneno, que habían destinado a su victima, pero que, de esta vez, ellos propios tendrán que tomar hasta la ultima gota, en acuerdo a la sagrada voluntad de Dios, que, en omnipotencia actuando recíprocamente, recae por sobre ellos!
Lo que forjan en el calumnioso modo de pensar y en el análogo actuar, lo que forman ante falsificación supuestamente inteligente de los conceptos y acontecimientos reales, se tornará una espada afilada contra ellos e incluso el menor y más insignificante pensar errado recaerá centenares de veces fortalecido por sobre ellos; ¡pues su odio ha sido dirigido contra la sagrada Luz!
Ese increíble actuar en su mala especie tampoco es absolutamente difícil de ser reconocido por aquel que se encuentra afuera. ¡Un tal actuar, en si, no puede ser calificado por ninguna persona como “bueno”, sino se torna sin más reconocible como un querer malicioso! Y el mal solamente puede provenir desde las tinieblas, jamás desde la Luz.
En eso se muestra, dónde las tinieblas acechan. Y lo que las tinieblas odian, persiguen con odio, es solamente la Luz y todo lo que es luminoso. Tan solamente en ello ya se encuentra, para el examinador sereno, la indicación, de donde las tinieblas y donde la Luz están ancladas.
En acuerdo a las leyes de la Creación se puede fundamentar eso bien minuciosamente en acuerdo a mi Mensaje. ¡Porque las tinieblas odian la Luz y buscan atacarla, mancharla, donde puedan!
¡Dónde las tinieblas atacan, ahí existen valores luminosos! ¡En el futuro, eso pronto se tornará comprensible para los seres humanos, y ellos juzgarán y procederán en acuerdo, a fin de extirpar por completo el mal, que es siempre obligado a designarse a si mismo de esa forma!
Lo qué son tinieblas, o de ellas hace parte, esto puede ser distinguido muy fácilmente por el modo del querer, que se manifiesta en la acción.
Os doy con ese ejemplo una enseñanza, que debéis utilizar en vuestra existencia futura, y al mismo tiempo muestro cuán repugnante y asquerosa es la lucha con las tinieblas, pues que las tinieblas siempre actúan solamente de modo disimulado, traicionero, mentiroso y maldoso y se revuelve en el lodo de las propias codicias, lanzando veneno de ese pantano para aquellos puntos, que su envidia persigue.
¡Si un tal modo de actuar ya constituye un horror para los seres humanos terrenos, cuanto más para la Luz y ante Dios!
¡Ahora, sin embargo, el rayo de la ira de Dios cae incendiando en el pantano abyecto y extermina lo que con él se identifica en el modo de pensar y de actuar!
En la realidad, no se puede tacharla de lucha; pues aversión y asco surgen a cada golpe, que la límpida espada de Dios tiene que ejecutar contra la mugre, obligada a eso por los ataques de las tinieblas, que ya reconocen su fin.
Un ser humano, que todavía es capaz de poseer auto-estima, simplemente se retira, donde juzgue no encontrar aquello, que él anhelaba para si, y confiesa que él propio se hubiera engañado al respecto, si hubiera esperado algo diferente. Nunca podrá mostrarse disimulado y ordinario, si él propio no traiga en sí los males, que, estimulados entonces por las tinieblas, muchas veces todavía aumentan para algo totalmente increíble.
A todo eso además adviene la creciente presión de la Luz, que obliga tanto las propiedades malas como las buenas al rescate final, en la medida en que tienen que buscar agotarse en el aumento del movimiento obtenido a través de esa presión.
En esa inesperada erupción, el mal es simultáneamente derrumbado de modo definitivo, el bien, sin embargo, erguido alto. ¡La presión para la actividad de todo aquello, que está latente en el alma humana, da el impulso para los efectos del Juicio, tanto en el individuo como en las masas!
Es un proceso muy simples, que vosotros ahora, de dia para dia, podréis constatar también cada vez más nítido. ¡Aprended con eso y sacad de ahí provecho espiritual!
¡Es el Juicio universal en su actuación espontánea con la simples naturalidad, que es inherente a la sagrada voluntad de Dios! Vosotros mismos vedes que la expresión lucha es demasiado buena para el necesario aniquilamiento de tales salteadores en las márgenes de todas las autopistas regaladas por la gracia de Dios, que conducen a la paz del espíritu.
No se trata de una lucha, pero, sí, de la grande purificación por la Luz en la obra de redención. Sin embargo, es para la Luz solamente un trabajo repugnante, porque las tinieblas, hasta el ultimo instante, no pueden ser ni serán diferentes de como son: abyectos, despreciables en todas sus acciones. ¡No son un adversario digno de respeto, tampoco leal! Adversarios dignos de respeto, además, la Luz siquiera puede tener, porque todo, lo que realmente es digno de respeto, quiere servir solamente a la Luz y no a las tinieblas.
¡Esa es la tarea, que la Luz soluciona para vosotros, seres humanos! Vosotros, que podéis co-vivenciar todo eso ya concientes, encontraréis en ello la grandeza de Dios, Su omnipotencia y justicia, y Su... ¡amor!
¡Pues es amor, cuando Él extirpa de la Tierra ese aliento pestilente y os liberta de él, para que podáis estar alegres en la Creación, que Él, lleno de gracia, os concede como morada!
¡Dad a Él aquél agradecimiento, que corresponde a esa obra de amor, al conservar limpio vuestro pensar y al visar solamente el bien-estar, la paz de vuestro prójimo, no, sin embargo, al tramar cómo le podéis causar daño!