Resonancias del Mensaje del Grial 2

de Abdrushin


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Contenido


10. Los planes espirituales II

¡Parsival! Cuánto esta palabra, como tal, es conocida entre los seres humanos terrenos, entre los cuales, sin embargo, nadie posee la menor idea de la realidad.

¡Un poema, una leyenda! Con eso aciertan, cuando se refieren a aquello, que hoy saben al respecto de la palabra; pues esta, en la realidad, no es otra cosa sino una leyenda tornada poema, que, como fragmento de un saber anterior, todavía se conservó como tal.

Según yo ya dije a tal respecto en mi primera disertación, vinieron siempre solamente pequeños fragmentos de planes espirituales hasta la materia gruesa de esta Tierra, hace largos, largos tiempos.

Los poetas de las leyendas del Grial hoy conocidas no son, de manera alguna, los primeros que se ocuparon con eso y que, en la profundización en sus trabajos, una vez más pudieron presentir algunos vislumbres de Luz.

Remota, muy remota es la época, en que las primeras indicaciones sobre el Burgo de la Luz y sus habitantes bajaron desde los planes espirituales hasta la Tierra, con ellas la noticia del Santo Grial.

Con respetuoso asombro e infantil confianza, ella fue recibida antaño por los habitantes de la Tierra, que, sin perturbación, todavía actuaban en conjunto con los enteales, que de buen grado se dejaban aconsejar por éstos. Sin lo saber, los seres humanos ayudaban, por su turno, con las irradiaciones de sus centellas espirituales también a los enteales, y, así, la Creación en la materia gruesa desabrochaba cada vez más con las centellas espirituales, las cuales prometían florecer maravillosamente.

Antaño, mucho antes de las grandes transformaciones en la Tierra hoy conocidas, incluso antes de que los seres humanos hubieron hecho del intelecto su ídolo y, por eso, llegado al abandono de la Luz y a la caída, había una ligazón establecida con el Burgo luminoso; pues los rayos podían fluir libremente hasta abajo a la Tierra, y en esos rayos, seres humanos terrenos ya pudieron presentir Parsival.

Después, sin embargo, partiendo desde los seres humanos, se estableció el dominio del ídolo intelecto, y, con ello, fue cortada la ligazón con el Burgo de la Luz, lo que resultó como consecuencia natural la ignorancia al respecto de ello, la imposibilidad del presentir espiritualmente a través de la intuición.

Por fin, languideció también además la capacidad de recibir de manera enteal, y toda la vivencia natural en el saber al respecto de los auxiliares enteales pasó para el reino de las fabulas, de forma que el desenvolvimiento, que hasta entonces seguía en línea recta hacia arriba, fue inesperadamente roto.

Si los seres humanos hubiesen permanecido así, como eran en el tiempo por mi aludido, en que la primera noticia sobre el Burgo luminoso y sobre Parsival ya había venido hacia abajo, a la Tierra, luego, en continua escalada, ellos serian hoy de hecho señores de toda la materia gruesa en el mejor sentido constructivo. También ninguno ser humano habría sido aniquilado en las transformaciones, que, en el desenvolvimiento en maduración, hubieron que ocurrir de tiempos en tiempos.

Las grandes catástrofes fueron siempre una necesidad del desenvolvimiento, pero, no, el aniquilamiento de tantos pueblos, que hasta ahora casi siempre quedó ligado a eso.

¡Si los seres humanos no hubiesen, liviana y criminosamente, desistido de la ligazón con los auxiliares enteales y las alturas luminosas, luego, habrían sido avisados siempre a tiempo, antes de cada peligro, y conducidos para lejos de las regiones amenazadas, a fin de escapar al aniquilamiento! Pues así también ocurría antaño, cuando los seres humanos se dejaban guiar de buena voluntad por los auxiliares, que el Creador les destinó desde el mundo enteal y espiritual, con lo cual ellos, alegremente agradecidos, buscaban mantener ligazón.

¡Así, sin embargo, más tarde se privaron, siempre ellos propios, de esos inestimables auxilios, debido al presuntuoso querer ser inteligente del intelecto y, con ello, forzaron varias veces su doloroso aniquilamiento, como también ahora lo fuerzan y juzgan saber todo todavía mejor, como tantas veces!

¡La miseria, el desespero y el aniquilamiento son siempre solamente el efecto recíproco, consistente con las leyes de la Creación, de un proceder errado, eso, por fin, no es tan difícil de comprender, bastando que se quiera! Reposa, en ello, una lógica tan simples y clara, que, más tarde, mal comprenderéis como fue posible no percibir semejante cosa y no poner atención rigurosamente a eso, a fin de no solamente salvarse de todos los sufrimientos, pero, sí, incluso transformarlos en alegrías.

Vosotros propios, pues, veis hoy, de forma suficientemente nítida, que ningún ser humano puede realmente oponerse a eso. Ningún pueblo, tampoco la voluntad unida de toda la humanidad lograría semejante cosa; ¡pues todo en la Creación permanece solamente criatura dependiente ante la voluntad de Dios! Nunca será diferente.

Así, ha sido siempre solamente el proceder errado de la sumisión al intelecto atado y que ata, a cuyas consecuencias naturales ya muchas personas individuales y pueblos enteros hubieron que sucumbir, porque se mantuvieron cerrados a toda y cualquier posibilidad de una salvación a través de conducción superior.

Podéis reconocer en eso fácilmente la gran simplicidad del efecto de las leyes divinas y ver también, lo qué los seres humanos perdieron para si mismos.

Con eso, os di hoy, con brevedad, una visión sobre aquel gran actuar de la Creación, que ya hizo la criatura humana quebrar tanto la cabeza, para que vosotros, a través del Mensaje, podáis ver que toda la infelicidad, toda la angustia y todo el sufrimiento el ser humano tiene que atribuir solamente a si mismo y mucha cosa él podría haber evitado, si no tuviese enveredado con porfía por caminos errados.

A través del Mensaje, podéis reconocer claramente y fundamentar cada acontecimiento que ocurre en la Creación. Sabéis los efectos inmutables de las leyes de la Creación, que os describí, conocéis su simplicidad y grandeza, fácilmente alcanzables con la vista.

¡Cada vez más aprenderéis que yo, con el Mensaje, os di la clave para la correcta aclaración de cada acontecimiento y, con ello, de toda la Creación! ¡Sin embargo, a pesar de todo, ni siquiera entonces imaginéis qué tesoro tenéis en la realidad con eso en vuestras manos!

Dejad vuestro esmero y vuestra incansable vigilancia descubrir ello con el tiempo, entonces tendréis el camino hacia la vida eterna, lo cual solamente necesitáis seguir, a fin de alcanzarla.

Los seres humanos, por lo tanto, ya habían recibido, en tiempos remotos, la primera y segura noticia sobre Parsival. El saber de eso se propaló entre ellos de boca en boca, de padres para hijos.

Sin embargo, en el retroceder de la pureza de la ligazón con el actuar de la Creación, se obscureció también, poco a poco, la transmisión del saber original, fue alterado imperceptiblemente por el intelecto creciente y, por fin, atrofiado, permaneció solamente como leyenda, que no más tenía ninguna semejanza con el saber de antaño.

Seres humanos, que se esforzaban por ideales nobles, se ocupaban entonces siempre de nuevo con esos fragmentos de leyendas y buscaban, aquí en la Tierra, criar algo de eso de manera grueso material, porque juzgaban que el origen de esas tradiciones debía haberse encontrado en un modelo terreno de épocas muy remotas.

Eso ellos querían renovar y muchas veces intentaron hacerlo en largos intervalos de tiempo. Así, ocurre que también hoy nuevamente algunos investigadores presumen encontrar un origen en uno de los intentos terrenos de siglos pasados, sin embargo, sin acertar con eso lo correcto.

El ser humano no se libra de la confusión, aunque más quiera esforzarse; pues le hace falta la conexión con el hecho real, que solamente ahora le quiero dar de nuevo, a fin de extirpar todo lo que está errado.

¡Parsival! Él no puede ser separado de Imanuel; pues Imanuel está en él y actúa a través de Parsival.

Se puede decir, también, que Parsival es un envoltorio de Imanuel formado por la Reina primordial Elisabeth, a través de lo cual Imanuel actúa desde el ápice de la Creación, la cual sólo pudo surgir a través de él y que de otra manera no existiría, tampoco podría existir; pues Imanuel en Parsival es, además, el origen y el punto de partida de la Creación.

Él es la voluntad criadora de Dios y Dios está con él, en él. Que algo así pudiese ser rebajado hasta aquella figura, como ella es imaginada hoy por la humanidad terrena como siendo Parsival, es posible también solamente a esta humanidad terrena, que reduce todo al polvo a través de su intelecto, lo cual, él propio, nació del polvo.

Todo lo que esa humanidad busca asimilar con su intelecto, ella reduce, con ello, también en acontecimiento natural, al polvo, lo arrastra, por lo tanto, hacia bajo, hacia el ámbito de la capacidad de comprensión terrena. ¡Con eso, a todo es colocado también el estrecho límite de la gruesa materialidad, lo más sublime es envuelto en la densidad y en la gravedad de un lento movimiento en la región de extremo enfriamiento y, con eso, ni siquiera puede, muy evidentemente, tener en si alguna semejanza con la realidad de aquello, que fue tan rebajado, realidad esa, que se halla en condiciones totalmente diferentes y en alturas tales, como el espíritu humano no es capaz de comprenderlas, y mucho menos el intelecto preso a la Tierra!

¡Con la expresión “arrastrar hacia el polvo” no se quiere decir aquí empujar hacia la mugre, pero, sí, exclusivamente, uno tornar terreno!

La expresión polvo y nacido del polvo fue colocada en el lugar del concepto de materia gruesa, lo que para muchas personas tal vez se torne todavía más fácilmente comprensible, por ser usual en la boca del pueblo.

¡Por lo tanto, este es Parsival! ¡El primero en la Creación! Lleva en si un núcleo inenteal de Dios, está ligado con Imanuel y permanecerá también por toda la eternidad, porque éste actúa a través de él y rige así las Creaciones. ¡Debido a eso, él es el Rey de los reyes, el Hijo de la Luz, también nombrado de el Príncipe de la Luz!

¡Ahora, colocad a su lado la figura de los poemas! Qué caricatura imposible veis ahí ante vosotros.

Pero se puede incluso comprender cómo todo eso surgió, caso se pueda alcanzar el todo con la vista y dividirlo en tres grandes divisiones.

Dejad, sin embargo, una vez que cada una de las tres divisiones, separadamente, se tornen figuradamente viva ante vuestro espíritu.

Solamente así podréis tener una visión general del todo y comprender aquello, que, con eso, busco tornar claro a vosotros.

La primera cosa fundamental para la comprensión es:

¡Imaginar a Parsival como Hijo de la Luz, que, desde el alto, llega a la Creación, y no que es elevado desde abajo hacia arriba, como en el principio y el fin en la Creación, el A y el O de todo el tejer fuera del divino y, así, Rey del Santo Grial, Rey de los criados!

La segunda:

La grande obra de purificación de Parsival, que lo conduce personalmente a través de los Universos, su tomar conocimiento de todos los males, irrestrictamente condicionado a través del propio vivenciar, y que había que finalizar con el encadenamiento de Lucifer, para protección de las Creaciones y de todas las criaturas, que resten tras la purificación.

La tercera:

La caída y el grande fallar de los desenvueltos, por lo tanto, de los espíritus humanos en la materialidad, lo que torna necesaria la destrucción de su falsa voluntad propia, la inmediata institución de la voluntad de Dios en la estructuración del Reino de los Mil Años, hasta que ocurra el encuadramiento espontáneo de toda voluntad humana en la voluntad de Dios y, así, ser asegurada integralmente la imperturbable evolución de las Creaciones en el vibrar de círculos de movimiento traspasados de Luz.

Quién comprenda bien las tres divisiones aisladamente y por lo menos sea capaz de imaginarlas claramente como un cuadro, éste puede entender muy bien cómo los falsos poemas de hoy se fueran formando poco a poco. Noticias parciales de los tres acontecimientos bajaron aquí y allá hasta la Tierra, prenunciando mucha cosa a tal respecto.

En la incomprensión, todo fue comprimido por los seres humanos en los conceptos groseros de la más densa materialidad, transpuesto para la Tierra y, así, transformando en una mezcla, desde donde han salido los poemas más recientes.

Tenéis que seguir exactamente mis palabras, también tenéis que cumplirlas y os hacer imágenes vivas de las tres divisiones, como acontecimientos colosales aislados, de los cuales solamente noticias parciales pudieron llegar a la Tierra, a través de canales abiertos para eso, los cuales están fuertemente obstruidos y de cualquier modo dejan solamente pasar todavía algo turbo, que ya está mezclado con el pensar propio de los seres humanos, que se depositó en esos canales como lodo. De manera clara y pura, ya desde milenios no más puede llegar a la Tierra.

¡Me refiero ahora, en todo, solamente a acontecimientos dentro de la Creación, que resultaron forzosamente desde el desenvolvimiento en la voluntad errónea de criaturas que fallaron y prosigo en mis aclaraciones mientras tanto en ese un camino! Todo lo demás además dejo al margen. En eso, por lo tanto, tampoco está incluida la pretendida obra de salvación del Hijo de Dios, Jesús, junto a los seres humanos terrenos; pues eso fue una obra de amor aparte.

Tenéis que seguirme rigurosamente, al contrário no podréis comprender. Tal vez sea muy bueno, si yo, por esa razón, también os aclare una vez como es el acontecimiento, cuando hablo para vosotros:

Yo veo el acontecimiento entero ante mi, porque yo lo incluyo con la vista en su actuación completa hasta las más finas ramificaciones. Veo todo simultáneamente en el saber; pues también soy yo, quien lo hace surgir.

Busco, ahora, con aquello que quiero aclarar, abrir una autopista recta, en la cual podáis comprender las cosas principales de tal manera, que recibáis una imagen fundamental de aquello, que debéis asimilar en la disertación. Sin embargo, tengo que comprimir primeramente todo ello en una forma tan estrecha, que se adapte a la capacidad de comprensión del espíritu humano desenvuelto. Habiendo yo logrado eso, luego, tengo todavía que buscar las palabras adecuadas y las formas de expresión, que hagan surgir en vosotros la imagen, que quiero dar.

¡Todo eso, sin embargo, no ocurre en secuencia, pero, sí, simultáneamente en mi y yo os doy, luego, en una forma para vosotros accesible, el acontecimiento para vosotros no alcanzable y tampoco comprensible, en lo cual el pasado y el futuro se realizan en el presente, un acontecimiento, cuya especie el espíritu humano ni siquiera es capaz de imaginar!

Gota a gota recibiréis, así, de aquello que para vosotros es inconcebible, y, sin embargo, de tal forma, que esas gotas, juntas, resulten en una bebida provechosa y fortificante, que os fortalece en el saber y os ayuda hacia arriba, si apenas queráis recibir ese fortalecimiento como alimento en vuestro camino.

Mucha cosa debo, muy frecuentemente, dejar primeramente todavía al margen, para traerla mucho más tarde en otros lugares, luego, sin embargo, siempre de tal manera, que complete el cuadro, al cual realmente pertenece; pues muy demasiado ramificado, muy demasiado vivo y móvil para el espíritu humano terreno es todo el tejer de la Creación arriba de él, para que él pueda comprender algo de eso, aunque también solamente en imágenes, si él no lo reciba en descripciones especiales, para él tornadas accesibles.

¡Dad a vosotros la décima parte de aquél esfuerzo, que yo tengo que dar a mí, sólo para tornarlo, por fin, accesible a vosotros, y, con ello, habréis alcanzado todo para vosotros!

Más tarde, tal vez, iré describir todavía como es en el Burgo de la Luz, y, a seguir, iluminar los planes, que pudieron desenvolverse más alejados, hasta, por fin, bajar al lugar, donde los gérmenes de los espíritus humanos permanecen como ultimo sedimento del espiritual, para, en una peregrinación a través de todas las materialidades, alcanzar el desenvolvimiento, cuyo impulso y anhelo por realización todos traen en sí.

Primero, yo doy cuadros de ello, como es, y más tarde, tal vez, además cómo ha surgido antaño; pues el fenómeno es demasiado grande para vosotros. Primero debéis saber cómo es; pues necesitáis de ello, toda vez que tenéis que contar siempre con el presente para vosotros y con el futuro, que desde él se abre. Si estéis firmes en eso, luego, podremos seguir adelante en el saber.

Por hoy aprended a reconocer las tres divisiones básicas, que están ligadas al nombre de Parsival.

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