En la Luz de la Verdad
Mensaje del Grial de Abdrushin
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71. Magnetismo terapéutico
El magnetismo terapéutico ocupa en el desarrollo evolutivo de la raza humana una de las posiciones prominentes.
Cuando hablo de magnetópatas, me estoy refiriendo exclusivamente a aquellos que de verdad cuentan con las facultades pertinentes y que, imbuidos de una honesta volición, están dispuestos a ayudar a la humanidad, y no me refiero a ese grupo de personas que, con su ínfima irradiación promedio y sus muchas palabras y gestos misteriosos, creen estar haciendo una formidable labor.
Un nervioso desasosiego recorre las filas de estos valientes que desde hace años ya les han estado trayendo a muchos de sus congéneres el mejor regalo terrenal que podían traerles: el restablecimiento de muchas dolencias, por medio del llamado magnetismo terapéutico de sus cuerpos o a través de la transferencia de corrientes afines provenientes de la materia etérea, provenientes del más allá.
Por desgracia, se está tratando constantemente de denominar a los magnetópatas como una clase inferior y hasta mala y de obstaculizarlos en su labor y reprimirlos. Formando gran algarabía, la gente exagera tremendamente excepciones aisladas en las que el bajo ánimo de lucro ha creado idiosincrasias fraudulentas o en las que ya desde un inicio existía la intención de estafar, siendo el caso que los practicantes no poseían en absoluto este bello don.
¡Mirad a vuestro alrededor! ¿Dónde es que no hay estafadores y embusteros? ¡Dondequiera se les puede encontrar! En otras ocupaciones incluso en una cantidad mucho mayor. Es por esa razón por la que cualquiera enseguida ve claramente la injusticia (muchas veces intencional) que subyace en esa animosidad.
Pero la envidia, y todavía más el temor, hacen que ahora el número de detractores y de enemigos se vuelva mayor. Y es que en bares y cervecerías no se puede adquirir este arte curativo, como es lógico.
El mismo precisa de personas serias y, más que nada, fuertes y sanas.
Es muy probable que en ello radique la mayor raíz de toda esa envidia que entonces trae consigo el grueso de las actitudes hostiles; puesto que requisitos de ese tipo no son fáciles de cumplir hoy día. Y lo que ha sido descuidado en este sentido no puede recuperarse de nuevo.
Aparte de ello, ese verdadero e intenso poder curativo no es algo que se aprende. Se trata de un don que convierte en persona llamada al que ha sido dotado con él.
Aquel que quiera reprimir a este tipo de personas estará demostrando así que no tiene en mente, mucho menos en el corazón, el bienestar de la humanidad. De esa manera, se echa a cuestas una culpa que inevitablemente ha de convertirse en su perdición.
El pequeño grupo de valientes no tiene por qué temer. Pues son los precursores de una nueva era. Los obstáculos son sólo aparentes, insignificantes y temporales. En realidad, constituyen una señal segura de la pronta, gozosa y orgullosa ascensión.
