En la Luz de la Verdad
Mensaje del Grial de Abdrushin
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13. La religión del amor
La religión del amor es mal comprendida debido a las disímiles tergiversaciones y distorsiones del concepto amor; puesto que el verdadero amor es, en su mayor parte, severidad. Lo que hoy en día es llamado amor es cualquier cosa menos eso. Cuando sin miramientos uno va al fondo mismo de todo lo que supuestamente es amor, al final solo queda egolatría, vanidad, flaqueza, indolencia, engreimiento o deseo.
El verdadero amor jamás estará pendiente de lo que le gusta al otro, de lo que le resulta placentero o le trae alegría, sino que solo se va a guiar por lo que le trae provecho a ese ser amado. Da igual si ello le trae alegrías o no. Eso es lo que de verdad se llama amar y servir.
De modo que si bien está escrito «amad a vuestros enemigos», ello en realidad quiere decir «haced aquello que les traiga provecho». O sea, castigadlos también si no hay otra manera de que puedan alcanzar la comprensión. Eso es lo que se llama servirles. Eso sí, hay que hacerlo de manera que prime la justicia; puesto que ésta y el amor resultan inseparables, ¡los dos son una y la misma cosa! Una condescendencia improcedente equivale a alimentar las faltas de vuestros enemigos y a dejarlos así continuar deslizándose por el camino que los lleva al despeñadero. ¿Sería eso amor acaso? Por el contrario, ¡de esa manera estaría uno cargándose de culpa!
Es solo producto de los deseos manifiestos de los hombres que la religión del amor ha pasado a ser la religión de la laxitud; del mismo modo que la Persona de ese portador de la verdad que fue Cristo Jesús ha sido rebajada a una blandenguería y una condescendencia que Él nunca tuvo. Es precisamente debido a ese amor que solo se halla en Dios que Él fue áspero y severo con los hombres de intelecto. En cuanto al hecho de que Él a menudo se viera presa de la tristeza, eso es más que comprensible cuando uno toma en cuenta Su excelsa misión y el material humano con el que debía lidiar para cumplirla. Esa tristeza no tenía absolutamente nada que ver con blandenguería.
Una vez que se hayan depuesto todas las distorsiones y constricciones dogmáticas, la religión del amor será una doctrina poseedora de la más severa lógica en la que no podrá encontrarse ninguna flaqueza ni condescendencia fuera de lugar.
