Debo además aclarar mucha cosa al respecto de los mayores y grandes enteales, sin hablar mientras tanto de los pequeños auxiliares de estos grandes; pues de los menores y de los muy pequeños incluso hay tantos, que mal podéis imaginar.
Muchas veces me gustaría desanimar, cuando busco imaginar de qué manera os debo explicar todavía todo eso con las palabras disponibles del idioma, sin que perdáis la visión general, y principalmente de tal manera que, a pesar de eso, comprendáis integralmente las conexiones.
Precisamente la grande simplicidad, que existe en la multiplicidad para vosotros inaprensible, lo convierte tan difícil, porque el ser humano terreno sólo es capaz de ver con nitidez un muy determinado número de cosas y por eso nunca puede alcanzar la posición de comprender simultáneamente lo todo como uno, de lo que sólo entonces resulta la simplicidad.
¡En eso, cada separación en diversas partes os tiene que dificultar la necesaria visión global, porque cada parte por sí es nuevamente tan grande y se halla tan estrechamente ligada con las otras a través de efectos recíprocos, que una parte por si realmente aislada siquiera puede haber, porque no existe parte aislada en esta Creación, que en si es un todo!
Y lo todo el ser humano no puede comprender con la vista, jamás podrá, porque le hace falta la facultad para eso, visto que también él solamente es apenas una parte, además, una parte muy ínfima de la Creación, que no puede ultrapasar sus propios limites, naturalmente tampoco en la comprensión.
Por eso me veo obligado a quedar dentro de vuestros limites, y os puedo dar al respecto solamente perspectivas sobre o de todo aquello, que irá y deberá permanecer inaccesible para vosotros. En eso, todo el empeño es inútil.
Cuando, sin embargo, en el saber, finalmente os tengáis conformado con el hecho de que no sois capaces de todo en la Creación, luego también poseeréis humildad y estaréis felices con aquello, que obtuvisteis de ampliación del vuestro saber de hasta ahora por intermedio de mi Mensaje.
Os ocupareis entonces con el presente y con vuestro ambiente más próximo además mucho más detalladamente de lo que hasta ahora, porque entonces aprenderéis a conocer y utilizar todo más minuciosamente a través de todas las perspectivas, que os pude dar en cosas inalcanzables para vosotros, las cuales, sin embargo, dejan reconocer nítidamente la estrecha conexión con vosotros y con todo aquello, que existe al vuestro alrededor.
Y es ésto lo que necesitabais para entender y también utilizar el presente con provecho para vosotros. ¡Con provecho para la ascensión!
Las perspectivas os pueden levar hacia arriba, hasta el más alto limite, que alguna vez seriáis capaces de alcanzar. Precisamente por el hecho de que yo os deje todavía mirar hacia lo que para vosotros es inalcanzable, lográis vosotros propios utilizar todo aquello, que aquí os es dado, de lo cual mucha cosa vosotros todavía no conocíais.
Precioso para vosotros es ese saber de las conexiones de vuestra existencia con todo lo que se halla arriba de aquel limite, que, debido al origen del vuestro espíritu, quedará siempre rigurosamente trazado para vuestra capacidad de comprender.
Es esto también, que os quiero dar con el Mensaje: ¡el saber de las conexiones! Quién busque con seriedad y con voluntad realmente sincera irá ganar mucho con eso. Aprenderéis además a reconocer el valor de todo; pues aquello, que los seres humanos hasta ahora denominan saber, mal alcanza ser la centésima parte de aquello, que en la verdad podrían saber. El limite del saber de la humanidad en relación a toda la Creación es, sin duda, pequeño, sin embargo, comparado al saber actual, de una grandiosidad para vosotros casi inimaginable, a la orilla del milagroso.
Y para alcanzar esos limites máximos, os ayudan únicamente las perspectivas para aquello, que a vosotros permanece siempre inalcanzable, cuando yo os describa vuestras conexiones con eso, como también las de vuestros ambientes. El saber de eso os proporcionará, con el tiempo, las posibilidades de reconocer precisamente las leyes dentro de la parte de vuestros limites, lo que, sin esa ayuda por la transmisión de las conexiones con lo que os es inalcanzable, tendría que permanecer imposible.
¡Buscad entender a mí en eso ahora y reconoced aquello, que a vosotros quiero dar! En eso, no ultrapaséis por acaso el real; pues sólo os quiero dar aquello, que os pueda favorecer dentro de vuestros limites y ser útil a vosotros, no más. ¡Algo más no tendría ninguna utilidad para la humanidad!
¡Por consiguiente, no os torturéis con la idea de querer transformar todo eso en vuestro saber, todo cuanto reside en lo que para vosotros es inalcanzable! ¡No lo lograréis nunca, y yo no os hablo de eso, para que dirijáis vuestro saber hacia ese rumbo o para que os torturéis con inútiles tentativas de comprender todo de modo real y completo! Siquiera lo podéis, para eso tampoco lo doy, pero, sí, lo recibís de mí con aquella finalidad, de aprender a conocer todas las conexiones, que desde allá conducen hasta vosotros.
Cuando entonces más tarde toméis ese saber de las conexiones de manera inabalable como base orientadora en vuestro futuro investigar y querer encontrar, entonces subiréis más alto en todas las capacitaciones y realizaréis hechos en todos los campos, que dejarán en la sombra todo cuanto hasta ahora pudisteis realizar.
¡Seres humanos, con eso deben aún surgir vuestras obras-primas, las cuales vosotros realmente podéis criar dentro de los limites a vosotros demarcados, que nunca son transponibles! Pero los limites, en la realidad, son tan vastos para vosotros, que os debéis regocijarse con eso y agradecer a Dios por toda gracia, que Él os concede.
Debéis, por lo tanto, permanecer en el terreno y suelo de toda la condición humana en el pensar y en el actuar y en todos los deberes para con vuestro Criador. Más no será exigido de vosotros; ¡pues en eso reside lo más sublime que podéis ofrecerLe como gratitud, y todo que vosotros con eso hacéis es también para Su honor!
Pues en los mayores hechos en que, como seres humanos, os debéis y podéis convertir maestros, reside el ofrecimiento y la presentación del agradecimiento por el hecho de el Criador también os haber concedido realizar tales cosas grandes a través de Su voluntad en la Creación, que encierra Sus leyes.
¡Y en las realizaciones extraordinarias vosotros también Lo honráis concomitantemente, porque la grandiosidad de vuestras obras muestra al mismo tiempo la grandiosidad de Su gracia! Mientras más podáis actuar en la Creación a partir de la propia Creación, tanto más nítidamente comprobaréis con eso cuán grandes son las leyes de Dios dentro de ella, y cuánta riqueza, cuánta gracia, reside en eso para vosotros.
Honrad pues a Dios en el sentido más verdadero y puro, si, trabajando con alegría, utilicéis todo lo que la Creación os ofrece; ¡pues en eso sólo os será posible, si sepas sus leyes y también las comprendáis, y entonces, sobre todo, si actuáis realmente en acuerdo a ellas! Solamente entonces ella os dará todo cuanto ella contiene de belleza. Ella dará con alegría y os auxiliando.
Y entonces, cuando actuéis de tal manera según las leyes de la Creación, vosotros también ya estaréis con eso transformados y completamente diferentes de lo que hasta ahora. ¡Seréis entonces seres humanos, que son agradables a Dios, seréis seres humanos, como ellos siempre lo deberían haber sido, seréis seres humanos conforme la voluntad de Dios, porque viviréis Sus leyes!
Entonces no habrá nada más en vosotros para censurar. Estaréis radiantes y llenos de jubilo en la Creación, por toda parte, dondequiera que os encontréis, si en la Tierra o en algun plan, y siquiera haríais otra cosa sino alabar a Dios por la acción; pues tales obras se asemejan a un himno de alabanza, que es vivo y vibra dentro de todas las leyes de esta Creación.
Esto es un blanco, tan bello, tan maravilloso y al mismo tiempo para vosotros tan fácilmente alcanzable, que por eso me esfuerzo en os abrir un camino hacia allá, a través de mi Mensaje.
¡Seréis entonces seres humanos! Seres humanos actuantes, para los cuales afluye todo en la Creación, porque vibraréis con ella en el jubilo de la mayor felicidad.
¡Eso, entonces, es ser criatura humana en honor a Dios! Ser feliz en lo más verdadero sentido es, sí, el mayor agradecimiento a Dios, que Le podéis dar. Pero con eso no debe ser entendida la felicidad ilusoria de la comodidad perezosa, que reside en el sosiego indolente. Eso es un narcótico para el espíritu, actuando de manera muy peor de lo que el opio para vuestro cuerpo.
Vosotros, sin embargo, alcanzaréis esa felicidad legitima; ¡pues lleváis el fuerte querer para eso dentro de vosotros! Y vosotros debéis ser la roca para todos aquellos, quienes quieran salvarse de la inundación de las bajas pasiones y codicias, que ahora se derraman por sobre esta humanidad terrena como productos de su querer errado de hasta entonces, cuando, sin duda, muchas veces pronunciaron el nombre de Dios, pero nunca pensaron seriamente en obedecer a Su voluntad, si simultáneamente no fuese también la suya.
Buscad recibir mi voluntad dentro de vosotros y la utilicéis correspondientemente de manera cierta en aquel sentido, en que yo la doy, luego habréis alcanzado la esencia, en la cual se basa profundamente la intención de mi Mensaje. Y solamente entonces también podréis sacar el verdadero provecho de eso.
Ahora vamos a intentar dar un paso más en el saber al respecto del tejer en la Creación.
Estáis ahora, probablemente, ante un nuevo enigma; pues seguramente no existe un sólo entre vosotros, que juzgue posible que pueda haber algun error o alguna contradicción en mis aclaraciones. Por eso, sin embargo, consideráis como todavía no aclarada mucha cosa, que no pudisteis coordinar de modo inequívoco en una lógica estructura de pensamientos, de la cual, sí, necesitáis para poder comprender.
Hablé de los grandes guías puro-espirituales, que personifican las virtudes, pero hablé también de los muchos mediadores enteales, que personifican las mismas virtudes. Ambas las especies yo designé como actuando por sobre los seres humanos en sus correspondientes especies.
Ahí os hace falta todavía la conexión cierta, que os puede completar una imagen nítida, sin alterar lo que oísteis hasta ahora.
En sí, todo eso puede ser dicho en pocas palabras, pero es mejor que yo busque evidenciarlo en imágenes, así como realmente es en sus formas.
Sabéis que, desde la Luz, las irradiaciones se separan y se separan en muy determinadas subespecies. En cada plan subsecuente, en dirección descendiente, es desprendida en el resfriamiento siempre de nuevo una nueva subespecie, por lo tanto separada, que bajo la presión aún más fuerte existente hasta este respectivo limite no podía desligarse y solamente por ese nuevo enfriamiento y la consecuente disminución de presión o grado de calor logró relajarse y convertirse independiente.
Cada desprendimiento o desconexión de esa especie resulta simultáneamente también en una nueva formación de la especie desconectada en una correspondiente configuración enteal. Esto es un acontecimiento, que se realiza espontáneamente en acuerdo a la ley de la Creación. Surge así una cadena entera con sus diversas divisiones laterales de enteales auxiliadores y constructores, de los cuales hablé a vosotros.
Y todos están ligados entre si, de modo que pueda ser dicho: ellos se dan las manos.
Toda esa cadena de enteales se encuentra solamente en la voluntad de Dios. Ellos son personificaciones, entroncamientos de las propias irradiaciones, que retransmiten y, en sus muy determinadas especies, siempre son los donadores en la Creación, los cuales, actuando de esa manera, atraviesan, irradiando hacia bajo, toda la Creación.
¡Por lo tanto, que quede muy claro, los enteales son los donadores de las fuerzas irradiantes de la irradiación divina que, obedeciendo a la presión o estando en la presión venida desde arriba, siempre irradian hacia bajo!
¡La corriente contraria es dada por los espíritus personificados, que reciben de esas irradiaciones y, las utilizando, las irradian hacia arriba!
¡En eso reside el circular de las irradiaciones a través de la Creación! En el primer momento estáis un poco confusos e imagináis haber una contradicción en eso, porque también hablamos que los primordialmente criados del puro espiritual irradian hacia bajo sobre todos los espíritus humanos, y creéis ahora que dos especies de irradiaciones bajan una al lado de la otra para la Creación, la enteal y la espiritual.
Eso en sí no está errado; pues esas dos especies de irradiaciones se encuentran sí, una al lado de la otra, pero hay una diferencia en su actuar, que provoca el circular.
Sabéis que hablé de las irradiaciones de los espíritus puro-espirituales primordialmente criados. Pero el efecto de estas irradiaciones es diferente de aquél de los enteales primordialmente criados. La irradiación de los enteales es donadora, transmisora, mediadora, conforme acentué. Pero también ya desde el inicio indiqué en mi Mensaje para el hecho de que los primordialmente criados en el puro espiritual, es decir, los espíritus puro-espirituales, en sus diversas especies, actúan por sobre la humanidad como gigantescos imanes, por lo tanto, atrayendo o aspirando.
Sólo hoy puedo completar la imagen de eso para vosotros, pues que las otras disertaciones tenían que preceder y, aclarando, preparar el terreno para eso. En la realidad solamente ampliamos hoy lo que hasta ahora fue dicho, a cuyo respecto probablemente no hicisteis una imagen muy precisa, cuando se ha hablado de irradiaciones, en lo que imaginasteis las irradiaciones actuando siempre sólo hacia bajo.
¡Pero a partir de ellas existen dos especies de efectos diferentes. Las irradiaciones van, sí, en el caso de los espíritus puro-espirituales primordialmente criados, también hacia bajo, de forma totalmente natural, pero su efecto es ascendiente debido a la fuerza de atracción, que los enteales no poseen, los cuales son siempre solamente donadores, por lo tanto, regaladores!
El espiritual es exigente debido a la capacidad de atracción. Y en esa actividad de atracción está anclado, en la verdad, también únicamente el así nombrado libre albedrío de decisión, si una vez reflexionéis bien. ¡E incluso más de lo que eso, reside en eso además la distribución absolutamente justa de la recompensa o del castigo, que viene como consecuencia de la decisión sobre el respectivo espíritu!
Reflexionad serenamente sobre eso e imaginad figuradamente los acontecimientos en todos los pormenores. En eso veréis ante vosotros, de repente, la sorprendente simplicidad de la regularidad en la Creación, la incondicional clareza en eso, y, a pesar de la libre voluntad de decisión concedida, para el espiritual también su vinculación a las consecuencias a eso ligadas, que se efectúan bajo la misma ley.
Una única facultad del espiritual realiza, por lo tanto, múltiplas cosas, tan justas, tan lógicas, que tenéis que quedarse admirados ante eso, apenas lo reconozcáis bien.
Es, pues, enteramente comprensible que esa capacidad de atracción magnética del espiritual dentro de la ley de atracción de la igual especie atrae siempre solamente aquello, que es deseado en la capacidad de decisión, nada más. ¡Y, además, precisamente con todas las más finas gradaciones y matices del bien como del mal! Apenas meditad profundamente al respecto. No es difícil. Cada ser humano debe poder desenvolver tanta capacidad de imaginación.
¡A esa capacidad de atracción es dada como contra peso la capacidad de decisión, que no es necesaria al enteal, quien siempre solamente dona según su propia especie! El espiritual atrae naturalmente también siempre solamente el correspondiente a su respectiva voluntad, porque cada voluntad comprende inmediatamente todo el espíritu, lo ilumina o encandece, en lo que la capacidad de atracción solamente entonces es desencadenada y siempre surge correspondientemente.
De la capacidad de atracción el espíritu no logra deshacerse; pues ella le es inherente, o, dicho de modo más claro, propiedad o una parte de su especie. De eso, él no se libra. Y, como una otra parte de la especie espiritual, es añadida, de modo determinante, la capacidad de decisión, que es su deseo o voluntad, de la cual igualmente no puede deshacerse, porque debe actuar de modo auxiliador; pues al contrario el espiritual simplemente atraería todo lo que existe, en desordenada confusión y podría quedar pesadamente sobrecargado.
Tales errores, sin embargo, son excluidos en la Creación a través de la justa ley de la atracción de la igual especie, que, en sus efectos, es como un grande e incorruptible guardia del orden. Unid ahora todo eso, dejad que se convierta vivo en imágenes ante vuestros ojos, y mucha cosa habréis ganado con eso para vuestro saber. Necesitáis, sin embargo os dar al trabajo y, si necesario, os ocupar profundamente durante horas y días con eso, tanto tiempo, hasta que hayáis comprendido correctamente. ¡Luego os es dada otra vez una llave en la mano, que abre muchos, casi todos los portales de la Creación para la comprensión!
¡No lo descuidéis de eso, por lo tanto! Es importante que lo hagáis; pues espiritual también es vuestro núcleo más intimo y vuestro verdadero ser, como también vuestra origen, y por eso estáis sujetos a esas capacidades de vuestro espíritu. Designamos ese acontecimiento hasta ahora como una ley.
¡Pero en la realidad se trata de una simple capacidad, de una parte integrante del espíritu, que se efectúa naturalmente y que por eso se parece a una ley!
¡Considerando rigurosamente, en la verdad no existen leyes en la Creación, sino solamente capacidades, que, en acuerdo a su respectiva especie, actúan naturalmente, y por eso, pero también solamente por eso, parecen ser leyes inflexibles!
Aprended, por consiguiente, a conocer vuestras propias capacidades, como también las de las otras partes de la Creación, y con eso conoceréis las leyes que, en la realidad, se congregan en una única ley, que solamente es múltipla en el efecto. ¡Apenas tengáis progresado lo suficiente en vuestros reconocimientos, caerá súbitamente como que escamas de vuestros ojos y quedaréis emocionados ante la simplicidad!
Con eso, por ultimo, siquiera habrá más leyes para vosotros, apenas se haya establecido el verdadero saber, visto que con el saber todo se convierte solamente un sabio aprovechamiento de todas las capacidades, y con eso os convertiréis libres; pues será la misma cosa que el cumplimiento de todas las leyes.
Por lo tanto, profundizaos ahora primeramente una vez más en eso y buscad comprender el grande pulsar en la Creación. Quiero, por eso, repetir:
¡El enteal irradia y dona hacia bajo, el puro espiritual irradia igualmente hacia bajo, sin embargo actúa en eso, en lugar de donando, atrayendo cual un imán!
Y como los puro-espirituales primordialmente criados se ubican, según su especie, en el limite superior de la Creación, y poseen también la mayor fuerza de atracción en el espiritual, ellos actúan entonces como imanes gigantescos por sobre todo lo que tiene especie espiritual, lo aseguran y dejan fluir hacia arriba todo cuanto corresponda a su especie, es decir, en este y en todos los casos, siempre solamente lo bueno transformado de todos los planes, mientras que todo, lo que nuevamente fue transformado por ellos propios, es entonces aspirado o substraído por el divino, cuya fuerza de atracción naturalmente es todavía más fuerte.
Y, que quede muy claro, siempre solamente lo bueno transformado es atraído hacia arriba, y en la verdad solamente las irradiaciones en si, que también pueden ser denominadas de producto de la actividad espiritual.
Os hace falta, sin embargo, la noción para la necesaria transformación. La transformación ocurre únicamente en el querer del espiritual, que le es inherente, y que por eso siquiera puede otra cosa sino incondicionalmente y constantemente querer algo, aunque sea solamente un impulso interior.
Y ese proceso o la actividad, podemos también denominarlo de movimiento del querer, atrae, al encandecer, lo que es de igual especie de la respectiva especie del querer de las irradiaciones donadas por el enteal.
En la unión de la irradiación del querer del espiritual con la donación de la misma especie de ese querer del enteal, ambas quedan, a su vez, más fuertemente encandecidas, y aquello que, debido a esa incandescencia, está siendo ligado aún más estrechamente resulta en una nueva irradiación de contenido diverso y también más fuerte.
En eso reside la nombrada transformación. Y las irradiaciones así modificadas a través de nueva unión son atraídas por el plan inmediato más elevado, erguidas, siguen, por lo tanto, hacia arriba.
Este proceso se repite constantemente de plan en plan, en dirección ascendiente, a menos que... por mala voluntad o por tibieza del espiritual el impulso ascendiente quede interrumpido o cortado, pues que sólo la buena voluntad conduce hacia el alto.
La tibieza es un estorbo, porque no mantiene el movimiento necesario. Ocurre entonces una paralización en toda la Creación. ¡Y es en eso que la humanidad terrena tiene pecado tanto, pecado contra la Creación entera, y con eso contra la Voluntad de Dios, contra el Espíritu Santo!
Ella provocó una estagnación en el circular, lo cual sólo ahora es puesto nuevamente en el movimiento correcto, incluso aumentado y con eso colapsa todo, lo que hasta ahora, impidiendo, se le opuso. —
No son, por consiguiente, solamente las irradiaciones del espiritual, por sí, que conducen hacia arriba, a ese respecto tenéis, en primer lugar, que buscar obtener aclaración. Esas simples irradiaciones propias ya están adaptadas al respectivo plan, donde respectivamente se encuentra el espiritual en sus personificaciones humanas, y por eso también están correspondientemente resfriadas y tendrían que permanecer siempre en el mismo plan, si el querer impulsador del espiritual no atrajese donaciones o irradiaciones enteales y las convirtiese simultáneamente.
También todo eso se procesa de modo natural. Ocurre una ligazón correspondiente de irradiaciones, la cual, en el movimiento espiritual del querer, recibe un mayor grado de calor y a través de eso proporciona la posibilidad de ligazón de atracción oriunda del plan superior, que se efectúa inmediatamente.
Podéis imaginar el circular de las irradiaciones más o menos así como la circulación de la sangre en el cuerpo humano, que proporciona, sí, una imagen aproximada del proceso en la Creación.
El movimiento de las irradiaciones en la Creación es, por lo tanto, muy simple, y al mismo tiempo nítidamente condicionado: el enteal irradia solamente hacia bajo y está siempre donando, dando. El espiritual irradia también de sí hacia bajo, pero a pesar de eso actúa atrayendo hacia arriba, según la descripción que recién hice a vosotros.
Eso se refiere naturalmente solamente a las irradiaciones en sí, no por acaso a los espíritus que se convirtieron personales, los espíritus humanos. Éstos encuentran su camino hacia arriba o hacia abajo por, o, en la ley de la gravedad, que en la realidad está estrechamente ligada con la ley de la atracción de igual especie y que se efectúan por así decir como una ley.
Si el anhelo, por lo tanto, el querer y el desear de un espíritu humano se dirige hacia arriba, luego las irradiaciones por él transformadas, que siempre son atraídas desde arriba, forman el camino, la carretera para él mismo en dirección ascendiente, sobre la cual él camina hacia arriba de manera completamente en acuerdo a la ley. Él atrae, con eso, también del enteal las irradiaciones ubicadas cada vez más y más alto, que lo ayudan a subir como cuerdas o hilos; pues en la transformación de las mismas también su forma espiritual recibe cada vez más calor, lo que lo hace subir, volverse continuamente más luminoso y más liviano, más incandescente.
Pese la estrecha relación de todos los acontecimientos existen siempre aún muchos acontecimientos colaterales especiales que, además, uno como consecuencia del otro, permanecen condicionados y están entrelazados unos con los otros.
Si, sin embargo, yo no quiera dificultar a vosotros la comprensión para tanto, no debo tocar todavía en los acontecimientos colaterales. Pero lo que yo dije hasta hoy ya basta para os ofrecer un apoyo seguro para el continuo progresar, así como para el futuro investigar propio.
Por lo tanto, el enteal está siempre solamente donando en la voluntad de Dios, mientras todo espiritual, debido a su capacidad de atracción en el querer, permanece en la realidad, siempre solamente lo que exige y recibe.
Conforme ya dije, el ser humano, por ser espiritual, siempre solamente se sirve como huésped de la mesa de esta Creación, ya puesta por el enteal. Lamentablemente, sin embargo, él se sirve exigiendo egoístamente, en lugar de agradecer con alegría al levantar los ojos hacia Aquél, Quién le ofrece todo eso. Y en eso él tiene que cambiarse ahora, al contrario él será arrancado de la mesa del Señor, que es formada por la Creación, arrancado por alguien más fuerte, que ahora se colocó en esta mesa, la propia Voluntad de Dios a la cual todos los enteales sirven jubilosamente.
Quiero todavía referirme aquí a un punto de la disertación “Mujer y hombre”, que puede haber provocado en muchos de vosotros pensamientos que no están ciertos. En las historias de la Creación de los diversos pueblos muchas veces es mencionado que el hombre y la mujer surgieron simultáneamente. En algunas, sin embargo, también, que el hombre surgió primero.
Aunque las simples nociones dadas figuradamente sobre eso siquiera puedan ser llevadas en consideración, porque han sido concedidas en acuerdo con los escalones de desenvolvimiento de los pueblos individuales y sus épocas, mientras aquí encaramos el verdadero saber de la Creación, rigurosamente en acuerdo a la ley, aún así no encontraréis en eso ninguna contradicción; ¡pues a través de los acontecimientos en conformidad con la ley, hasta ahora descrito para vosotros, sabéis que, naturalmente, primero había que se separar o desconectar del enteal el más grosero, puramente masculino, positivo, antes que pudiese permanecer el puramente femenino!
Así, pues, seria posible describir el hombre como habiendo surgido primero, mientras se pueda decir con el mismo derecho que con eso ambos surgieron simultáneamente. Ambos los modos de descripciones figuradas anteriores deben ser considerados como caracterizados correctamente en el verdadero, grande y real acontecimiento; pues el espiritual femenino más delicado o la mujer espiritual, a su vez, sólo puede surgir cuando el grosero espiritual masculino se haya separado del enteal, al contrario, no.
Es, por lo tanto, expresado correctamente, considerado en cualquier dirección, a pesar de la diversidad de las imágenes para eso en las retransmisiones de antaño; pues las descripciones de la Creación no se refieren a la formación en la materia más grosera, pero, sí, al principio de la Creación toda, y éste tuvo inicio en el reino del puro espiritual, en el ápice de la Creación, la cual entonces siguió se desenvolviendo desde ahí sucesivamente hacia bajo.
Ocurre en esas descripciones como en todo lo que los seres humanos terrenos hacen, y como tampoco ha sido diferente en la descripción del acontecimiento alrededor de Parsival y del Burgo del Grial: a los seres humanos que se profundizan espiritualmente son regaladas inspiraciones, que no consiguen reconocer claramente y las cuales, entonces, en la retransmisión por eso en si ya destorcida, simplemente comprimen en sus respectivos ambientes, así como en los acontecimientos, hábitos y costumbres a ellos conocidos terrenalmente, donde principalmente todavía el intelecto no pierde la oportunidad para contribuir igualmente con su parte no muy pequeña. Seguramente no necesito acentuar de modo especial que eso, en aquellas cosas, que el intelecto terreno de manera alguna es capaz de comprender, no puede actuar favoreciendo y aclarando, sino tiene que parecer desfigurado.
Y así todas las descripciones de ese tipo siempre sólo surgieron en reproducciones liviana o gravemente destorcidas, en las cuales vosotros, que ahora sois sabedores, nunca os debéis agarrar demasiado firme. Al contrario pronto quedaréis hacia tras junto al destorcido, y debéis por ultimo perecer con él, porque todo tiene que estar enderezado para el Reino de los Mil Años, caso quiera subsistir.
Las viejas descripciones, que por sí ya necesitan mucho de presentaciones más precisas para la nueva época ahora, tampoco muestran ninguna contradicción cuanto al hecho de que el femenino siempre forma y permanece el puente hacia el escalón superior siguiente en la Creación y, como parte pasiva, es la parte donadora, más fuerte, condicionada y capacitada debido a su especie peculiar, que conserva y encierra en si todavía una parte del enteal próximo superior.
Pero como el enteal actúa siempre solamente donando, y no atrayendo, no pudo, a pesar de su especie más elevada, impedir la caída del querer de la mujer terrena. Pues está siempre solamente listo para dar allí, donde es solicitado por eso.
Esforzaos, pues, en asimilar derecho mi Mensaje y en actuar en acuerdo con ella.
No tengo la intención de presentar a vosotros todo cómodamente separado en los pormenores; pues vosotros propios también os tenéis que moverse y contribuir con aquello, que reside en vuestras fuerzas.
Conozco exactamente los limites de todo cuanto a los espíritus humanos terrenos es posible pensar, intuir y actuar, mejor aún de lo que vosotros propios, y espero de los lectores y oyentes de mi Mensaje y de mis aclaraciones lo máximo de lo que es capaz el ser humano de la Creación posterior, si realmente quieran seguirme; pues así está cierto y a vosotros es provechoso según la voluntad de Dios, que exige movimiento y la vibración en conjunto en el circular de todas las irradiaciones, que atraviesan la Creación.
¡Animaos, por eso, en ese sentido! Lo que en los limites de vuestra comprensión sea posible asimilar, vosotros lo debéis hacer. Dejo eso enteramente a vuestro criterio, solamente indico el rumbo para tanto, construyo fundamentos, sobre los cuales debéis y podéis continuar a construir.
Si en eso queráis omitir perezosamente el propio trabajo, y vosotros contentáis en asimilar en vosotros apenas el sentido del Mensaje, sin también aprovecharlo de manera cierta para continuar a construir, luego no tendréis ningún provecho de la Palabra; pues el valor real tendrá que permanecer cerrado a vosotros como un libro con siete sellos.
Solamente ante vuestro propio movimiento se abrirá también el Mensaje para vosotros y derramará la rica bendición por sobre vosotros. ¡Convertíos, por lo tanto, activos en el espíritu! ¡Os doy con mi Palabra el estimulo para eso!
¡Yo no me encuentro entre vosotros como un criado, oh seres humanos, que quiere asumir vuestro trabajo para que podáis descansar, pero yo a vosotros indico el camino, que vosotros tenéis que trillar, si quisiereis ser felices, y os guío!