Resonancias del Mensaje del Grial 1

de Abdrushin


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35. ¡Dejad que la Pascua surja en ti, ser humano!

¡Un llamado recorre el Universo! Se inicia el gran despertar y, resonantes, se suceden ahora las campanadas de ese reloj universal, que os anuncia a vosotros la duodécima hora, con eso, el fin de la época actual con todo lo que en ella ocurrió. —

¡Ajuste de cuentas! El concepto, convertido en forma, corre velozmente tras ese primer llamado, en los senderos de los efectos recíprocos, ahora fuertemente estimulados, y se halla con velocidad inimaginable ante cada criatura, fríamente objetivo, impiedoso; pues tras de él y en su interior está la ley viva, ofreciendo aquellos frutos, cuyas sembraduras ocurrieron en la existencia de cada uno.

¡De esa forma, cada ser humano ahora también ya se encuentra envuelto por garras, aunque invisibles para él, de modo que no puede avanzar tampoco retroceder y tiene que aceptar indefenso aquello que, debido a su querer y su actuar, resultó para él en el gran invernadero de la Creación!

¡Tomad la recompensa, oh ser humano, que tu la mereces!

¡Son solamente pocos los buenos frutos, que ahí tendrás; pues no respetaste y violaste el santuario, que la inconcebible merced de Dios te dio como firme apoyo en la peregrinación, la cual Él te concedió antaño como realización de tu ardiente suplica! ¡Era el conocimiento al intuir Su elevada voluntad, la cual únicamente concede continuación a la Creación, toda vez que ésta, así como tú, de ella se originó!

Esa voluntad es para tu salvación, para tu alegría y tu felicidad; pues otra cosa no existe en la voluntad de Aquél que, lleno de amor, te ha concedido la conciencia del existir. ¡Necesitabas solamente seguir por los caminos, que la ley de la voluntad en la Creación ya te lo había allanado como dadiva, para que te condujesen a todas las delicias, que la conciencia del existir cierra en sí!

Con actuación lasciva, sin embargo, rompiste las murallas protectoras que juntamente contigo surgieron en la ley, las destruiste con terquedad y presunción, pusiste incluso, insultando, tu mesquino querer encima de la ley, que reposa en la voluntad de Dios. ¡Así, en lugar de protegerte y elevarte, ella tiene que destruir en ti todo aquello que abandonó el camino deseado por Dios!

¡Son solamente pocos entre los seres humanos, quienes no abandonaron esos caminos!

De todos los que vagan desviados, muchos, sin embargo, son solamente victimas de aquellos, que rompieron las murallas protectoras. En confianza humana, ellos se permitieron arrastrase hacia fuera del camino, que conduce hacia las alturas luminosas, y ahora no más saben regresar, pero, sí, yerran, buscando, de un lado hacia el otro en el matorral de las bajas concepciones humanas, sin encontrar el camino cierto para de allá salir.

¡Por eso, id vosotros ahora, a quienes ya mostré el camino en la Palabra! Id mundo afuera, aclarad e interpretad mi Palabra a todos aquellos, que buscan con sinceridad en la Luz de la Verdad, cuyas irradiaciones acompañan vosotros en eso; ¡pues es llegado el tiempo para eso!

¡Despunta el alba hacia el prometido Reino del Milenio! ¡Deberá brillar ahora para todos los pueblos por intermedio de los ricamente agraciados, los cuales portan la Cruz de la Verdad como señal de su convicción!

¡No tardará mucho, y los seres humanos preguntarán llenos de angustia por la Cruz, en la esperanza de que ahora, por vuestro intermedio, puedan encontrar aquello, que lleva en sí la verdadera ayuda y los arranquen del desespero agotador, los eleve desde las ruinas de las vanidosas esperanzas, que depositaron en los seres humanos terrenos y en su capacidad!

Cuando ahora se derrumben repentinamente todos los pilares entre los pueblos, cuando desvanezca la creencia en el poder del dinero, la confianza en el saber del intelecto y, sobre todo, cuando se apague también el ultimo vislumbre de una aparente existencia de dignidad humana, entonces... ¡entonces, vuestro tiempo habrá llegado, portadores de la sagrada Cruz! Anunciaréis, tendréis que anunciar la Verdad, que a vosotros fue proporcionada; ¡pues que los seres humanos esperarán eso de vosotros, rogarán por eso, lo exigirán, si acaso quisiereis hesitar!

¡Estáis, por lo tanto, preparados ahora! ¡El tiempo acercará la humanidad de vosotros! Eso vendrá por elevada conducción espiritual para vosotros como que espontáneamente. ¡Si no os esquivéis de la corriente, cumpliréis vuestro deber! Eso viene a vuestro encuentro. ¡Sed bravos, altivos y libres! ¡No debéis solicitar mendigando la benevolencia de los seres humanos, pero, sí, solamente conceder allá, donde a vosotros les pidan!

Vosotros seréis victoriosos a cada paso; ¡pues con vosotros está aquella ayuda, cuyo poder es lo más elevado, con lo cual nada en la Tierra puede medir fuerzas!

Vosotros sois los vencedores; ¡pues así es de la voluntad de Dios! —

¡Pascua ha de surgir para los espíritus humanos aquí en la Tierra! ¡Por eso, debéis estar a punto!

Los seres humanos pronto se acercarán de vosotros. ¡Todos ellos querrán ver, en vosotros, seres humanos terrenos sin defectos! ¡Ellos lo quieren, los amigos como los enemigos! Los más duros adversarios de la Palabra Sagrada, pese a eso, mucho esperarán de vosotros, más de lo que en tiempo algun se esperó de los seres humanos. ¡Eso es una ley viva!

Quiero dar a vosotros las directrices para ese fin, las cuales tenéis que seguir, si vuestra existencia, en el futuro, deba tornarse bendición, como está determinado por la voluntad de Dios. Seguid esas directrices; ¡pues ellas son mandamiento para vosotros! ¡Rigurosa obediencia a vosotros traerá alegría y la victoria, a los seres humanos, sin embargo, traerá la salvación! Con gratitud mirarán más tarde hacia vosotros. ¡Os debéis tornar vosotros un ejemplo vivo para la elevación desde ese caos!

¡En primer lugar os doy a vosotros, para eso, el mandamiento de despertar nuevamente en vosotros el sentido de belleza, que ya desde el principio se halla en vosotros, y que soterrasteis duramente! ¡Él os será a vosotros una ayuda inestimable para el volverse libre en espíritu y para la propia ascensión! ¡No lo menospreciéis! ¡Hay en él más valor de lo que suponéis! ¡Seguidlo, y pronto reconoceréis, en la vivencia, lo cuánto él favorece a cada uno en los escalones de su existencia! ¡Hasta allá, buscad obedecerme, para que participéis del provecho, tan indispensable para vosotros!

De lo contrario, no os podréis volver vencedores, no ejemplos para esta Tierra aquí con todo vuestro modo de ser. ¡Vivir terrenamente de modo ejemplar es lo que tenéis que hacer incondicionalmente por primero, si quisiereis cumplir la misión que recibisteis, y que aceptasteis de libre voluntad, al pedir por la Cruz!

¡Vivir terrenamente de modo ejemplar, sin embargo, significa ser natural! Así como la Creación a vosotros muestra, para que en ella os encuadréis y no solamente permanecéis en ella como una caricatura, como es hoy. Como directriz de una vida deseada por Dios aquí en la Tierra, a vosotros os fue regalado el sentido de belleza, que tiene su origen en la más pura intuición. ¡Esta intuición lleva en sí el recuerdo de alturas luminosas, donde la belleza es algo evidente! Pues Luz y belleza no se permite separar de manera alguna. ¡Son una solo cosa! Si quisieres, pues, traer Luz hacia esta Tierra, tendréis que traer belleza. ¡Belleza en todo, lo que hicieres!

Lo que, sin embargo, hasta ahora considerasteis como bello, fueron, en la mayor parte, productos del intelecto, engendrados y formados por seres humanos, que solo se basaban en vuestras debilidades, la querían estimular, a fin de así obtener para sí ventajas terrenas. Para ganar dinero o simpatía. Todo se basaba en cálculos. ¡De verdadera belleza ahí, ninguna marca! Únicamente excitación de los sentidos, de toda manera.

¡Cada excitación, sin embargo, es un estimulo deseado con el intelecto, que jamás puede elevar! Es atracción para un propósito cualquiera. Aunque sea solamente para la compra de una tela o de una vestimenta.

Ya os acostumbrasteis a adaptaros, en eso, a opiniones ajenas, las aceptáis y os volvéis con eso victimas de cálculos de otros, que cada vez más os confunden y degradan; pues con eso, voluntariamente, renunciasteis a una parcela de libertad y, con la libertad, del propio derecho al sentido de belleza. Penséis aún poseer la libertad de decisión en la elección de la compra. ¡Ahí, sin embargo, estáis limitados a un muy determinado numero de artículos de aquella especie, que otros criaron como “moda”, también solamente para un muy determinado espacio de tiempo!

De esa forma, renunciasteis a derechos, que os debían proporcionar muchos apoyos, abandonasteis en vuestras peregrinaciones aquél eslogan, que os debía dar un fuerte apoyo y protección contra todo lo que es inverídico, que os debía dejar reconocer inmediatamente las caricaturas, que de modo atrayente a vosotros os son presentadas y que, sin embargo, nada tienen que ver con la verdadera belleza.

Y un paso condiciona a otros. ¡El segundo pronto os desvió de la naturalidad en vuestros movimientos! Éstos se convirtieron bruscos y artificiales, perdieron de esa forma, cada vez más, en belleza y en fuerza.

Buscáis os adaptar a las vestimentas, en lugar de formar la vestimenta que conviene a vosotros. ¡Ved vuestro porte! ¡Fijad en vuestro caminar, en los movimientos de las manos! También ahí ya domina el intelecto; pues todo es artificial, unilateral. ¡Se torna nítidamente visible la atención dirigida siempre hacia un único punto! ¡En eso se revela inmediatamente la actividad y el dominio del intelecto!

Éste siempre solamente es capaz de dirigir su atención a una parte del cuerpo. Un punto, por eso, se destaca también en cada actividad del intelecto terreno siempre de forma especialmente nítida, según la parte, para la cual el intelecto se dirige en el momento. Así también en los movimientos del cuerpo. ¡Lo unilateral, sin embargo, perturba la armonía del todo! ¡Y, por consiguiente, la belleza!

Dejad una vez que la intuición llegue nuevamente a su pleno valor, entonces, reconoceréis como el cuerpo forma un todo en sus movimientos. Todo contribuye, entonces, simultáneamente, para ejecutar esta o aquella acción, con lo que, naturalmente, se establece una uniformidad de los movimientos. Igual que a un juego gracioso, el cuerpo entero ejecuta todo, lo que la intuición quiere. Es mucho más libre y natural y desembarazado. Recordaos siempre: el intelecto empuja siempre en dirección hacia un determinado punto, lo que inmediatamente destruye la uniformidad y la armonía. No pasa de un adestramiento, que el ser humano impone a sí mismo, pero ninguno actuar altivo y libre.

¡Dejad, por eso, despertar nuevamente la intuición hacia la belleza de la naturalidad como la primera cosa dentro de vosotros! ¡Que esto sea ley para vosotros a partir de hoy! Pues eso es una gran ayuda para la conservación del camino recto en la Creación, que nunca falla, y que jamás os induce a dudas. ¡Sin embargo, lo cuánto vosotros ya pecasteis en eso! Como tontos, se muestrearon los seres humanos en su conducta delante aquél, que todavía conservó en si el sentido sano hacia la belleza, o que de nuevo lo haya reconquistado!

Con escalofríos todavía os acordaréis, en pocos años, de como fue hoy y de como ha sido en los siglos pasados.

¡Cuán míseros parecéis, vistos desde la Luz, hacia la cual, sin embargo, debíais permanecer estrechamente atados! No imaginéis lo cuánto precisamente en eso vuestro fallar os devaluó ante toda criatura. Y solamente el ser humano, como único entre las criaturas, fue quien pisoteó el gran apoyo, para hacerse ridículo a sí mismo. ¡Precisamente él, que debería convertirse en corona de la Creación posterior, que, de acuerdo con sus dones, también podría haberse convertido!

¡Ha llegado la hora, ahora, de corregir los errores!

¡Sed firmes como una roca bajo el embate de las olas del mar! ¡Nada tenéis a temer, si seguir la ley de la belleza! Y cada cual podrá seguirla fácilmente, si solamente finalmente se esfuerce para escuchar a si mismo.

Por eso, debéis también os vestir siempre de acuerdo. ¡No os dejad guiar por la moda, que siempre busca imprimir un muy determinado cuño de uniformidad a todos los seres humanos, en especial a las mujeres, más susceptibles a él! ¡En los colores y en el corte!

¡Esto ya está errado! ¡Dónde se encuentra ahí la vivacidad, que debe reposar en la Creación! ¡Dejad, finalmente, prevalecer vuestro gusto personal! ¡Dejadlo prevalecer, cada uno hacia sí! ¡Pronto, habréis destruido todo lo esquemático existente al vuestro alrededor, porque la individualidad, nuevamente resurgiendo en vosotros, lleva consigo la fuerza y la ley de la Creación!

¡Los seres humanos tampoco deben aparentar externamente solamente figuras vacías, no deben vertirse de modo tan uniforme, pero también en eso deben manifestar y vivificar la propia personalidad, en plena conformidad con su propia índole! ¡Incluso en acuerdo con la estatura y la forma! Precisamente en eso se debe extinguir la imitación. ¡Ella resulta en estagnación, retroceso y, por fin, indolencia que paraliza vuestro espíritu! No es de extrañar que mucha verdadera vocación de artista hubo que asfixiarse en eso.—

Vuestras formas son una solo cosa con vuestra manera de ser; ¡pues las formas externas se forman en acuerdo con vuestra manera de ser, tienen que ser la expresión de vuestra manera de ser! ¡Por ese motivo, dejad ahora también siempre vuestro gusto personal ser únicamente determinante para vosotros, y no la moda! Con eso, entonces, vuestra apariencia externa también se adaptará, tanto en el color como en la forma de los trajes, a la especie de vuestro espíritu, con lo que finalmente actuaréis, cada uno por sí, como un todo, llevando vivificación al vuestro ambiente.

Es necesario también que cada uno se perfeccione en la forma de expresión del idioma y en el propio hablar.

¡Para un ser humano, que como la más elevada criatura en esta Creación posterior también es su corona, no hay excusas si él no se controla, si de algun modo es negligente, y no hace toda la fuerza, a fin de desarrollar hacia máxima belleza todo lo que antaño a él le fue dado como un bien a él confiado!

¡Lo más pobre entre todos los pobres tiene el deber y también la posibilidad de dominarse en el modo de presentarse, en la manera de expresarse y en su lenguaje! ¡A él le costa solamente una voluntad sincera y un poco de esfuerzo, nada más!

Es desprecio de las dadivas de Dios, cuando una persona preséntese rudo e inculta, y con eso ofende todo y cualquier sentido de belleza. Tal persona deberá, en el futuro, en la actuación reciproca, ser también despreciada y expulsada de la sociedad humana, por no mostrarse como ser humano, como corona de esta Creación.

¡Desarrollo de la belleza en todas las cosas, incluso en la más insignificante, representa un homenaje a Dios y una oración de gratitud a través de acción!

Cumplid este mandamiento. ¡Veréis que, con él, todo cambiará hacia mejor en la vida individual, en la familia y en el pueblo!

¡Reside ahí mucho más de lo que hoy imaginéis, y provee garantía para la paz, la armonía y la felicidad!

Os debéis ennoblecer, no cambiaros, imitando. ¡Aquello que se halla en el interior de vosotros deberá alcanzar la más bella florescencia! En caso contrario, no permaneceréis vosotros propios. En cada ser humano, sin embargo, reside un otro gran valor, que ahora deberá exprimirse externamente también en el color y en la forma, igual ocurre con las flores.

Quién se somete a la moda ya demuestra con eso la indolencia de su espíritu, de aceptar la voluntad ajena, únicamente para no haber que escuchar a su intimo, a fin de saber de allí, lo que para él es adecuado.

Y tras todo eso, que hace parte de las modas y de costumbres similares, otra cosa no espía sino la avidez por la riqueza por parte de aquellos, que se aprovechan de la vanidad y de la indolencia espiritual de sus prójimos, en el intuido de aún aumentar la adquisición de bienes terrenos.

¡Esforzaos por reflexionar seriamente sobre eso! ¡Cada cual debe convertirse un artista de su propio gusto, que sólo dice respecto a su persona! No a los demás. Con eso, dais el inicio para que despierte nuevamente el verdadero sentido de belleza, para que él resucite y se torne para vosotros una fuerte ayuda en las peregrinaciones a través de los reinos de esta Creación. Necesitaréis de esa ayuda en cada plano, para que a él os adaptéis, en eso os desarrolléis. Ningún plano es igual al otro. ¡Y, sin embargo, cada uno es bello por sí!—

¡Tal como ocurre en los planos de la Creación en gran escala, así también debe pasar con cada ser humano individual! ¡Ninguno se asemeja enteramente al otro! ¿Por qué deseáis ocultar ese hecho externamente por la imitación? ¡Convertíos, pues, una vez así, como vosotros propios sois, eso, sin embargo, integralmente! Y buscad siempre ennoblecer todo aquello que existe. ¡Para eso, solamente el sentido de belleza podrá ser vuestro apoyo! ¡Él tiene mucho más valor de lo que suponéis! ¡Él os convierte independientes y libres! La igual especie se asociará, entonces, por si misma. ¡También en eso él muestra y facilita el camino, si seguirles al llamado del sentido de belleza! ¡La mujer camine incluso aquí nuevamente en la delantera!

Aún un segundo consejo a vosotros quiero dar para el futuro pronto: ¡siempre que os pregunten sobre el valor o desvalor de otros movimientos, nunca entréis en la cuestión, aunque reconocéis desvalores! ¡Vosotros propios tenéis la Palabra Viva! Comparaciones entre ella y cualquier otros movimientos no deben ser hechas, porque ni siquiera puede haber comparaciones. ¡La Palabra del Mensaje es! Quién no es capaz de acogerla, de la forma como ella emana desde mí, éste debe dejarla; ¡pues no es destinada para tal persona! No sois vosotros, que tenéis que pedir a la humanidad para que la oiga, pero, si, la propia humanidad tendrá que pedir sinceramente y de agradecer, que le sea una vez más permitido recibirla. ¡Así lo exige la ley!

¡Sed rigurosos y severos! ¡Toda condescendencia desnecesaria es suciedad de la Palabra Sagrada! Sed altivos y verdaderos en todo, lo que decís. ¡No tenéis necesidad de atacar otros movimientos y sus dirigentes! ¡Quién así lo hace busca sobresalirse ante la difamación de otro, busca por ese medio atraer la atención hacia sí, porque nada más tiene para ofrecer! ¡Quién, sin embargo, posee la Verdad sigue tranquilamente su camino! No molesta, en absoluto, a los demás.

A instigadores, los seres humanos afluyeron, desde siempre, más fácil y también más rápidamente. Sin embargo, éstos no son verdaderos, no son suficientemente puros para la luminosa Verdad. ¡Son de la misma especie de aquellos, que se complacen con las instigaciones! No es una estirpe, que se basa en la convicción. ¡Aquél que mucho habla sobre otro, éste no tiene mucho a decir! Observad eso y actuad rigurosamente en acuerdo.

¡Id y vivid como testigos de la Palabra! ¡La humanidad quiere medir en vosotros el valor de la Palabra! ¡Recordaos de eso en todo lo que dijeres y hacéis! ¡Ay de vosotros, si esos seres humanos terrenos hayan que dudar de vosotros, porque os mostráis diferentes de aquello que la Palabra de la Verdad encierra!

¡La propia humanidad, entonces, os juzgará! ¡Por los actos de esa humanidad os reconoceréis a vosotros propios!

¡Ejemplos quiere la humanidad ver en vosotros! ¡Seréis rigurosamente observados! ¡Recordaos de estas mis palabras! ¡Incluso aquellos que no están aptos a reconocer el Mensaje, incluso sus enemigos, observarán vosotros en el intuito de descubrir errores en vosotros! ¡Y ay de vosotros, si además descubren errores! ¡Aquello, que la humanidad entera comprensivamente perdona de buen gusto a cualquier uno, a vosotros nada perdonará, si encuentre siquiera un error!

¡Inconciente a ellos propios, los seres humanos harán, en las expectativas, exigencias totalmente inimaginables a los portadores de la Cruz! ¡Con una desconocida implacabilidad se tirarán sobre vosotros, si no pudieres corresponder enteramente a esas expectativas!

Eso os sorprenderá. En eso, sin embargo, se encuentra el efecto de una ley, de la cual no podéis escapar.

¡Por ese modo sorprendente, sin embargo, tendréis que reconocer que también los enemigos y los mofadores, sin que lo sepan, tienen un respeto ilimitado por la Cruz y sus portadores! Tendrán que y irán confesarlo de ese modo, sin que lo quieran. Es apenas natural ante todo lo que es de la Luz.

En eso aún madurareis en los puntos donde sea necesario. ¡Los seres humanos os obligarán a tanto! ¡Aunque inconcientemente esperan de vosotros algo especial! Donde eso se espera, se busca también un determinado valor; ¡pues, sin reconocimiento de valor, jamás se espera algo! Aquello que el ser humano no considera como pleno, él tampoco ataca, tampoco dará atención.

¡La humanidad entera, sin embargo, presiente el elevado valor, que a vosotros es permitido llevar dentro de vosotros por vuestro saber! ¡Y es esto que los induce a os observar rigurosamente, amigos y enemigos! Ninguno dejará de os observar, cuando es llegado el tiempo. Y él ya inicia, ya inició en su actuación espontánea. — —

Por vuestro modo de ser tenéis ahora que confesar, vosotros propios, ante los seres humanos, cuál es vuestra posición en relación a la Luz, si legitima, si falsa. Y los seres humanos son empujados a acercarse de vosotros, muy de cerca, a fin de que seáis obligados a os manifestar. ¡Así es de la voluntad de la Luz! Sois obligados y no os podéis ocultar de eso.

¡Mostradlo ahora de animo alegre, entonces, la victoria os florecerá en todos los caminos! Ésta es la lucha, por la cual tendréis que pasar, lo que, sin embargo, solamente os temperará nuevamente y fortalecerá, en lugar de os fatigar. Que os traerá alegría, en lugar de dolor.

No necesitéis hacer otra cosa sino ser. ¡Sin embargo, ser ejemplos en el actuar y en el vivir hacia la Luz! ¡Dejad ahora que la Pascua surja para la humanidad aquí en la Tierra! ¡Dejad finalmente reconocer, a través de vosotros, el alba que viene despuntando!

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