Resonancias del Mensaje del Grial 2

de Abdrushin


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36. El circulo del enteal

Ya por diversas veces hablé del circulo enteal de la Creación, que se cierra alrededor de las materias, como transición del espiritual hacia el material.

Ese enteal es, en si, una especie muy singular y forma propiamente el circulo final para la Creación entera y, al mismo tiempo, también el puente hacia la Creación posterior.

Imaginemos, una vez más, todo cuanto yace afuera de la esfera divina, por lo tanto abajo del Supremo Templo del Grial, en tres grandes divisiones:

Como más elevada y primera de ellas, citamos la Creación primordial; como segunda, la Creación; y como tercera, la Creación posterior.

Considerando rigurosamente, el Supremo Templo del Grial no pertenece a la Creación primordial, pero sí es algo enteramente a parte, que está ubicado arriba de la Creación primordial. Él está ubicado. ¡Elijo precisamente esta expresión a propósito, pues él no paira, pero sí está firmemente anclado!

También la parte que se encuentra afuera de la esfera divina, donde se origina la Creación primordial, está firmemente ligada al Supremo Templo del Grial en la esfera divina, como un anexo, y con ello anclada inalterablemente en el divino.

Hasta ahí, partiendo desde arriba, se encuentra un flujo descendiente y ascendiente de olas de Luz divina. Solamente en el Supremo Templo del Grial se procesa una mudanza en eso y empieza entonces, afuera del Templo, fluyendo hacia bajo, el circular, que origina y mueve todas las Creaciones. ¡Ellas también son firmadas aquí por olas descendientes y ascendientes!

Así es el grande cuadro de la forma de todos los movimientos.

Sobre la Creación primordial ya hablé pormenorizadamente y mencioné las dos divisiones básicas. Son puro-espirituales. Una parte surgió inmediatamente formada y conciente, mientras la otra solamente pudo desenvolverse para tanto. Precisamente así es en la Creación que, conceptualmente, por ser espiritual, separamos del puro espiritual.

También ésta se separa en dos divisiones. La primera pudo formarse inmediatamente y la segunda tuvo que desenvolverse para tanto.

Tras ésta viene, como remate, el ya mencionado circulo de aquél enteal, sobre lo cual todavía no os tornasteis aclarados, porque siempre toqué solamente ligeramente en él en las explicaciones de hasta ahora.

Queremos denominarlo hoy como una división especial de la Creación: ¡el circulo del enteal!

Con relación a ese circulo debe ser entendido, de ahora por adelante, algo completamente diferente de aquello que denominamos simplemente como los enteales. Los que hasta ahora fueron por mi así designados son olas de Luz que en su actividad tornada en forma afluyen hacia bajo y nuevamente hacia arriba, y las cuales, por lo tanto, en línea recta o en corrientes, están en ligazón con el Supremo Templo del Grial. ¡No son las fuerzas circulatorias!

En eso yace la diferencia. También las fuerzas circulatorias tienen forma en su actividad, sin embargo son de una especie diferente, que sólo podían surgir por cruces de irradiaciones. No sabéis todavía nada de eso, aunque ya conozcáis muchas.

Ese movimiento circular tiene su origen, es decir, su inicio, en la separación del positivo de lo negativo, por lo tanto del activo de lo pasivo, que se procesa en el Supremo Templo del Grial y que en el principio de mi preelección de hoy denominé como la mudanza de las corrientes, que se realiza en el Templo ante separación.

Con el inicio del enfriamiento de las irradiaciones de la Luz se separa el positivo de lo negativo y se forman producto de eso dos especies de irradiaciones, en cuanto que hasta el Supremo Templo del Grial sólo una uniforme irradiación se encuentra en actividad, formando la esfera divina, donde todo que se convirtió forma encierra en si, unidos armoniosamente, el positivo y el negativo.

Imaginad todo eso en cuadro, conforme os estoy delineando en trazos bien sencillos; así comprenderéis de manera más rápida y también más segura. Sólo después os podréis intentar profundizar cada vez más con la voluntad de comprender.

Si actuéis así, luego el conjunto se tornará poco a poco bien vivo ante vosotros y podréis en espíritu, como espectadores concientes, dejar pasar ante vosotros el fluctuar y el tejer de la Creación.

Sin embargo, si queréis intentar lo inverso y, apenas escuchéis las primeras palabras, busquéis seguirme con la fuerza de vuestro raciocinio, ya quedaréis retenidos en mis primeras frases y nunca podréis alcanzar un blanco.

Tenéis que recibir simplemente y sólo después, siguiendo poco a poco los trazos aislados, podréis hacer todo quedar vivo en vosotros. De esa manera tendréis éxito.

Por lo tanto, hablemos hoy del circulo del enteal, que forma el remate para todo cuanto es móvil.

Así como el sedimento del espiritual es conocido por vosotros como gérmenes espirituales, de la misma forma puede, aunque de manera bien diferente, el circulo del enteal ser denominado también de sedimento, que fluye y gotea de las olas enteales, del circular de las Creaciones que se mueven por si, para reunirse y mantenerse en el fin de las Creaciones, ante la atracción de las especies iguales básicas.

Con eso deparamos otra vez con una ampliación de las nociones de la Creación.

Tenemos así partes que se mueven por si, a las cuales pertenecen la Creación primordial y la Creación, se siguiendo después la Creación posterior, que no puede moverse por si misma, pero tiene que ser impulsada.

Las partes que se mueven por si impulsan, a través del propio calor, la Creación posterior, que tiene que ser movida, siendo impulsada a través del influjo de calor ajeno. Por eso partes aisladas de ella también pueden enfriar, cuando lo que las calienta es retirado, lo que en la Creación primordial y en la Creación siquiera es posible, porque poseen calor propio.

Observad cuidadosamente todos los pormenores que con eso os digo, pues ellos, progresivamente, forman la base para muchas aclaraciones ulteriores que se tornarán muy útiles en toda la existencia terrena de los seres humanos.

¡Ese circulo de sedimento enteal se encuentra abajo de los gérmenes espirituales, por lo tanto abajo del circulo del sedimento espiritual y constituye el remate de todo cuanto es móvil, pues también el circulo del sedimento espiritual, como el ultimo del espiritual, es el circulo del sedimento enteal, como lo ultimo del enteal, poseen movimiento propio, aunque inicialmente todavía inconciente, y con eso también calor! Es importante saber eso.

Se siguen después las diversas materialidades. Son así nombradas, porque pueden servir solamente como envoltorios y no poseen calor propio tampoco movimiento. Tienen que ser calentadas primero, antes de que puedan transmitir calor, y se tornan nuevamente frías e inmóviles, si les sea retirado el donador del calor. Esta es una particularidades que sólo las materialidades presentan.

Las expresiones materia y materialidad no fueron, acaso, denominadas así, con base en las materias con que el ser humano terreno se envuelve, pero sí pasa lo contrario. El ser humano terreno captó esa denominación y en acuerdo al sentido cierto la transfirió para los productos terrenos con los cuales se envuelve.

El circulo del enteal, sin embargo, no constituye solamente el remate de las cosas móviles y que contienen calor propio, pero sí, toda vez que en él aún existe calor y movimiento, él penetra más hacia dentro de la materialidad, que con eso se torna calentada y impulsada de la inercia para el movimiento circulatorio, que la hace calentarse y encandecerse cada vez más, debido al atrito condicionado por la densidad de su especie.

En el movimiento así forzado, ella se forma y deja pasar muy fácilmente las irradiaciones del enteal impulsador, que con aquella actividad aumenta el calentamiento, para difundir siempre más calor y, consecuentemente, movimiento para el formar. Tras este grande cuadro, entremos en los pormenores. Con eso volvemos al circulo del enteal, que sirve de puente hacia las capas de todas las materialidades sin calor y, por lo tanto, sin movimiento.

En ese circulo del enteal se concentran, según la ley, las especies iguales singulares de todos los gérmenes enteales, formando así grupos que también pueden ser nombrados centrales o aglomeraciones.

Así, por ejemplo, se encuentran separados entre si los grupos de aquellos gérmenes que cuando penetran en las materialidades colaboran en su desenvolvimiento y en su despertar para la formación y la conservación del fuego, del agua, del aire, de la tierra, y en seguida de las piedras, plantas y también animales.

Ya hablé a vosotros del proceso de penetración de los gérmenes enteales y quiero apenas llamar especialmente la atención para el hecho de que todos esos acontecimientos son conducidos cuidadosamente por auxiliares enteales, que actúan sirviendo como corriente en el flujo descendiente de las olas luminosas del Supremo Templo, las cuales los ayudan a subir nuevamente.

Todo eso ya a vosotros es conocido, podéis reunir fácilmente el saber básico de ello a través de mi Mensaje, pero tenéis que proceder ahí como niños que se esfuerzan en juntar derecho las piezas de un juego de armar, hasta que se forme un muy determinado cuadro.

Así debéis utilizar el saber del Mensaje, pues esta contiene las piedras básicas para todo el saber; da aclaración al respecto de todos los acontecimientos en la Creación entera.

Si queráis tener claridad sobre cualquier cosa en la Creación, en los efectos de las leyes primordiales de la Creación, que contienen en si la voluntad de Dios, necesitareis solamente coger entre todas las piedras preciosas, que se encuentran en el Mensaje como un tesoro que quiere ser descubierto, cualquiera de las muchas piedritas aisladas que contengan algo del tema que a vosotros os preocupa.

A esa primera piecita aislada buscad, como en los juegos de armar o de montar, juntar cosas del Mensaje que se encajen y finalmente obtendréis un cuadro grande, totalmente individualizado y acabado, y que os da respuesta exacta, en forma de imagen, de aquel tejer de la Creación que queréis saber.

Si observéis ese mi consejo, lograréis siempre obtener aclaraciones de todo, en una forma que se tornará comprensible en cualquier caso, y que nunca os dejará errar.

Colocad las piedras aisladas de tal manera, que combinen exactamente con la primera piedra que cogisteis del tesoro para vuestra pregunta. Es de todo indiferente si tal piedra signifique el centro o si tiene que quedar solamente al margen. Las restantes, relativas a ella, sólo se dejarán encajar o inserir de tal manera, que finalmente resulte exactamente el cuadro de que necesitáis para la respuesta y aclaración de vuestra pregunta.

Las piedras nunca se dejan colocar de modo diferente, y veréis inmediatamente cuando habéis colocado cualquier pieza en un lugar errado. Tal pieza no se combinará de modo alguno con el conjunto y os obligará, por eso, a situarla donde pertenezca o a eliminarla por completo, caso no combine.

Pensad siempre solamente en un juego de armar, lo cual, con la colocación lógica de las piezas individuales, dadas para eso en formas determinadas, produce cuadros completos o montajes.

¡Así os di mi Mensaje, que contiene todo, pero que os obliga a colaborar personalmente en eso! Ella no se deja asimilar indolentemente como acabada, pero sí, para cada una de vuestras preguntas, vosotros mismos tenéis que componer y alcanzar el cuadro completo, os esforzando en eso.

¡Esa es la particularidad de la Palabra viva, que os orienta y educa, y que fuerza vuestro espíritu al movimiento!

Si queráis componer un cuadro erróneo o superficial, pronto quedaréis retenidos y veréis que no se evidencia ninguna armonía en él, porque habéis puesto tal vez una piedrita en lugar errado o de una manera que no combine con aquél cuadro o montaje que pretendéis. Por eso no podéis terminarlo y tenéis que intentar siempre de nuevo, hasta que quede firme y bien ordenado ante vosotros.

Cada piedra puede ser aprovechada para muchos cuadros y no solamente para uno, sin embargo os veréis forzados, debido a su particularidad, a colocarla diversamente en cada cuadro, siempre de manera que se encaje exactamente con las otras piedras. ¡Si el cuadro resultar en un todo por si, luego podéis confiar que vuestro trabajo fue acertado en la búsqueda!

¡Jamás os faltará una piedra, ni la menor pieza, pues el Mensaje contiene todo lo que necesitáis! ¡Bastará que experimentéis, hasta que os familiarice con ese trabajo, entonces vosotros propios estaréis firmes en la Creación entera!

Os doy con las palabras de mi Mensaje las cajas de montaje completas, con las más bien lapidadas piedras preciosas, para que vosotros mismos podéis montar. Ellas fueron previamente moldadas para todo cuanto necesitáis. ¡Pero únicamente vosotros es que debéis ejecutar el montaje, pues así es de la sagrada voluntad de Dios!

Así, pues, sabéis como tenéis que actuar, y puedo proseguir en mis aclaraciones sobre el circulo del enteal y sus efectos en las materias, para las cuales él, que propiamente es el remate de todo cuanto se mueve, constituye al mismo tiempo un puente a través de su actuación.

En ese circulo, entre otras especies, se aglomeró también una especie de aquél sedimento enteal, de lo cual se forma el alma del animal en sus múltiples ramificaciones.

Precisamente esa parte necesita de un curso de aprendizaje todo especial, que tiene que ser ligado a la observación, a fin de despertar una claridad completa en los seres humanos terrenos, pero quiero por lo menos dar a tal respecto algunas indicaciones.

El alma de cada animal se forma, ella primeramente se compone, conforme está expreso en el termo “formar”.

A fin de diferenciar y dar una posibilidad más fácil de comprensión, me reporto una vez más al espíritu humano. El espíritu del ser humano terreno ya trae todo en si en el germen espiritual y necesita solamente desenvolverse para la concientización.

El alma de los animales de materia gruesa, sin embargo, primeramente se compone, ella se forma, para sólo entonces, poco a poco, fortalecerse en el desenvolvimiento. Es en el fortalecimiento que ella logra formarse de manera cada vez más firme y perdurable.

El alma de los animales pertenecientes a la materialidad gruesa sólo poco a poco es que puede adquirir una forma estable. Tras desprenderse del cuerpo material el alma animal pierde nuevamente, en la mayoría de los casos, más temprano o más tarde, su forma, siendo absorbida por la aglomeración de especie igual, porque es de la misma especie y todavía no posee forma estable, aunque traiga un calor mayor. De ahí la expresión “almas grupales”.

Solamente una cosa puede conservar la forma del alma del animal, la más fuerte que existe: ¡el amor!

Si un animal tiene amor por un ser humano, luego es elevado con eso, y a través de esa unión voluntaria con el espíritu recibe una provisión de fuerzas, que también conserva más firme su alma. Sobre eso, sin embargo, sólo hablaré más tarde. No existen animales apenas provenientes desde el circulo final del enteal; existen también aquellos que están en planes más altos, sí, incluso en los más elevados.

En los planes supremos, por su parte, se encuentran los animales sapientes, los cuales en su servir son completamente puros.

También puede pasar que animales de planes más altos vengan a encarnarse en la Tierra para finalidades muy especificas. Sin embargo, no vamos tratar de eso ahora, pero sí permanezcamos junto de los animales conocidos en la Tierra, cuyas almas se forman en el circulo enteal alrededor de las materialidades.

A tal respecto quiero dar todavía solamente una indicación, referente al vuestro ambiente terreno más cercano y visible, es decir, de materia gruesa.

Todas las formas presas a lugares fijos en la Tierra no poseen alma propia, la cual, pues, habría que quedar demasiado dependiente de aquello que se le acerca, y de esa forma estaría expuesta a cualquier arbitrariedad en la materia gruesa.

Tal desequilibrio es enteramente imposible en la sabia organización del Criador y Su obra.

Por eso tales formas no tienen almas propias, y sí sirven apenas como habitaciones de seres que son totalmente independientes de las formas, y apenas las protegen y tratan.

¡A esas formas pertenecen las plantas y las piedras! De esa manera os advendrá nuevamente una revelación, que os puede ser útil, y con la cual reconoceréis nítidamente falsas concepciones.

Solamente los seres independientes de lugar, por lo tanto como los animales, que pueden moverse libremente de sus lugares, tienen en si un núcleo propio, móvil, que los conduce.

En los animales ese núcleo es el alma enteal; ¡en los seres humanos es el espíritu! Plantas y piedras, sin embargo, sirven apenas como habitaciones para enteales independientes y diferentes que, por consiguiente, no pueden ser nombrados almas de las respectivas formas.

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