Resonancias del Mensaje del Grial 2

de Abdrushin


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Contenido


32. Llamas purificadoras

También hoy muchos seres humanos, quienes tienen conocimiento del Hijo de Dios, Jesús, y creen en su especie y misión, celebran nuevamente la Navidad.

Aunque la especie de misión no haya sido reconocida de manera cierta por los seres humanos, porque muchos piensan que él vino solamente para sufrir y morir aquí en la Tierra por ellos, aún así también existen algunos entre ellos quienes, en lo más puro querer, oran a Dios y a Él agradecen por la misión de Su Hijo.

¡Y a esos seres humanos debe ser dado auxilio, a causa de su querer puro, aunque a través de dolor y sufrimiento, si de otra forma no sea posible llevarlos al reconocimiento de su error!

El dolor y el sufrimiento son luego un acto del mayor amor, que una vez más a ellos quiere ayudar, para que no se pierda su querer puro, sólo a causa de un concepto errado aprendido a través de escuelas e iglesias y de lo cual, espontáneamente, no más pueden dejar, porque recelan quedar con eso sin apoyo y exponerse a enemistades terrenas.

¡A esos seres humanos debe ser dado auxilio! No, sin embargo, a aquellos quienes, tal cual los primeros, fueron llevados por caminos errados, pero que no traen en si el grande y puro querer, pero sí tibieza, superficialidad, indiferencia en todo lo que está en ligazón con esa fiesta. ¡Tampoco a aquellos quienes, por costumbre, consideran la fiesta como algo puramente terrenal y no espiritual!

¡Para ésos la irradiación del amor, que hoy y por ocasión de la solemnidad de la Estrella Radiante atraviesa las llamas del Juicio, no encierra el auxilio alegre, pero sí repulsa, para que ellos sucumban en el Juicio!

La irradiación del amor, que hoy, tras meses, alcanza por la primera vez nuevamente esta Tierra, es precursora del propio amor de Dios, el cual poco a poco se mueve nuevamente hacia el encuentro de su envoltorio terreno, siguiendo la trayectoria de la Estrella, que ahora viene de modo exigente, en la fuerza primordial de su constitución espiritual, acercándose cada vez más de la humanidad terrena.

¡Impetuosamente se acerca como mensajera de Dios, como testigo de Aquél que fue enviado para cumplir la sacrosanta voluntad!

¡Ella torna, ahí, todo nuevo, pues a través de ella cae y colapsa aquello que, en el Juicio, fue señalado para la caída! Ella trae el desencadenamiento de eso. ¡En su irradiación vivenciaréis, ahora, los efectos grueso-materiales!

¡Es el desencadenamiento del ya ocurrido Juicio en la materia gruesa, en acuerdo a las leyes de la Creación, como fue prometido desde hace mucho! Juzgado ya está cada ser humano según sus obras, las cuales dejan reconocer su intimo.

Entre esas obras no se deben entender aquellas de materia gruesa visibles a los seres humanos, pero sí los efectos de su verdadero querer, que él frecuentemente esconde de los seres humanos.

Los efectos de su querer se muestran en sus obras, que de inicio son invisibles a los seres humanos, en el legitimo y automático tejer de esta Creación, conforme ya describí en el Mensaje, las cuales, sin embargo, están en conexión con su generador, debiendo con el tiempo tornarse sensibles y también visibles en la materia gruesa.

¡Y este Juicio de Dios ya pasó en toda parte! Espiritualmente él se efectuó inmediatamente y ahora también pasó en la materia fina.

La Estrella Radiante en impetuosa aproximación es, sin embargo, ahora la llave que desencadena el acontecimiento en la materia gruesa, terminando aquí lo que ya se procesó en el espiritual y en la materia fina.

La fuerza de la Estrella rompe las murallas que los seres humanos erigieron alrededor de si mismos, a ellos les hará sentir el Juicio, ante lo cual, bajo la protección grueso-material de sus cuerpos terrenos, hasta ahora todavía podían pasar furtivamente.

¡La Estrella es la llave para los acontecimientos de materia gruesa, que en todo fueron preparados por los auxiliares enteales!

¡De ese modo ella se torna, ahora, el ultimo llamado para la humanidad terrena, la postrera advertencia que, en rápida, sí, directa secuencia, trae también consigo el fin, lo cual puede tornarse un principio solamente para aquellos seres humanos que quieran, desde aquí hacia adelante, encuadrarse en las leyes de Dios, incondicionalmente, en humilde adoración a Dios-Padre, su Único Señor en toda la eternidad!

Los seres humanos quienes, debido a su querer propio, buscan alejarse de Él, criando ídolos por ellos mismos elegidos, serán aplastados por éstos, quienes, derrumbados ahora de sus pedestales por la omnipotencia de Dios, caerán por sobre aquellos que los elevaron a ese punto.

¡Seres humanos, os halláis en una época, cuya aspereza tenéis que agradecer a Dios, porque únicamente ella os puede traer salvación, cuando os despertéis del profundo sueno en que caísteis por vuestro propio querer!

Conmociones tras conmociones de toda la especie os alcanzarán ahora terrenamente, y, estrechamente ligado a ello, también el alma. Muchas personas, hoy, solamente pueden ser alcanzadas en el alma, se tengan que vivenciar el terrenal en la forma más gruesa, porque ya son demasiado embotadas en todo, y sus almas yacen aisladas tras una edificación de piedra, para soñar, como que paralizadas, al encuentro del sueño de la muerte.

La edificación de piedra es la obra del raciocinio terreno que, en primer lugar, tiene que ser quebrada y destruida, antes que el alma pueda notar algo de las irradiaciones de la Luz.

La obra del raciocinio terreno, opresor del espíritu, se extiende por toda esta Tierra, endureciendo todo, siendo aún especialmente destacada en muchas personas. Sin embargo, ya en el primer impacto de la Luz llegará ella, muy rápidamente, a oscilar.

Con el aparecimiento de la Estrella Radiante, sin embargo, ella colapsará por toda parte bajo los gritos de los seres humanos que a ella están presos, y bajo imprecaciones y maldiciones mutuas.

¡Toda confusión caótica será, luego, adornada por toda parte con actos de locura, pero también mezclada con suplicas que se elevan desde el desespero!

Precisamente por el hecho de la obra perniciosa parecer tan firmemente edificada y terrenamente fuerte, su ruina deberá tornarse tanto más horrible, porque debido a la fuerza de su resistencia también el impacto de la Luz se tornará más poderoso.

¡Luego, os encontraréis firmes en el medio de la confusión, mirando alegremente para Dios, pues sois guardados y protegidos en la gracia de Su omnipotencia, si actuéis dentro de la Palabra!

Y vuestra firmeza concede protección y auxilio a todos, cuyas suplicas, basadas en el reconocimiento de Dios, se dirigen hacia la Luz. Vosotros podréis indicar el camino a los que buscan, lo cual los conducirá hacia fuera de los lazos y de las trampas de las tinieblas que caen, para que ellos no sean arrastrados conjuntamente, apenas sus almas todavía en el ultimo momento, esforzándose sinceramente, busquen agarrarse a la Palabra.

Que la irradiación del amor de Dios será enviada ya ahora, en medio a todas las irradiaciones de ira, es nuevamente una bendición tan inmensurable, la cual el ser humano comprenderá solamente mucho más tarde. La irradiación del amor da hoy, a muchos seres humanos todavía, una posibilidad de que puedan salvarse en el medio al Juicio. A tales, quienes de otra forma habrían que perderse, porque sus fuerzas no bastarían para que se liberasen de las tinieblas, cuyos tentáculos buscan mantenerlos presos en la caída.

¡Es la irradiación del amor divino, que a él mismo precede! Amor ese que está estrechamente ligado a Jesús, que en parte viene de Jesús.

¡Como antaño, por ocasión del nacimiento del Hijo de Dios, Jesús, en la Tierra, así también será hoy, una vez más, colocada la base para que nuestra solemnidad de la Estrella Radiante nuevamente pueda tornarse una solemnidad de agradecimiento por el inimaginable amor de Dios!

¡Así como el 7 de septiembre de cada año es celebrada con alegría la solemnidad de la pureza divina, la solemnidad del Lirio, también la solemnidad de la Estrella Radiante, por este nuevo acto de gracias del Señor, se tornó ahora una solemnidad del amor divino, la solemnidad de la Rosa!

¡Dondequiera que la Estrella Radiante envíe al Universo las puras llamas encandecidas por el espiritual, se realiza siempre y simultáneamente en aquellos puntos también un grande acto de gracias del amor de Dios!

¡Y si ella, ahora aquí en la Tierra, desencadena el Juicio, luego hay también en eso amor de Dios, pues él trae salvación y liberación de las tinieblas y de todo el malquerer para las criaturas que anhelan la Luz!

¡Que las llamas de esta Estrella hayan que desencadenar un Juicio, se lo debe únicamente a los seres humanos quienes, en su querer malo, alejado de Dios, su presunción y egoísmo, formaron obras malas, que no soportan la irradiación purificadora de la Luz, oscilando y colapsando!

¡En la realidad esa irradiación encierra en su incandescencia solamente la más pura fuerza para la debida elevación de todos los seres humanos terrenos y de la propia Tierra, ahora, dentro del fenómeno universal! Por lo tanto, la irradiación del más puro amor de Dios, lo cual, sin embargo, es soportable solamente por aquél que vibra en el amor de Dios.

Y todo lo que no pueda vibrar en él será dolorosamente recogido, achicharrado, quemado por la pureza de esas irradiaciones, pues la llama purificadora de esta Estrella no es solamente destinada al espíritu, pero sí a toda la criatura, también a la materia gruesa. ¡Y a la purificación pertenece la destrucción de todo aquello que no puede vibrar en el amor de Dios!

¡La Estrella, de cualquier forma, habría llegado en esta época, para luego derramar por sobre la Tierra la plenitud de su incandescencia y, con ello, en su intensa fuerza espiritual, succionando, elevar la humanidad y la Tierra hacia un nuevo reino, a lo cual ahora pertenecen según la ley de la voluntad de Dios!

¡Estuviesen los seres humanos tan madurados, como ya debería estar hoy en su desarrollo, si hubiesen buscado atender a todas las leyes de la Creación, luego el aparecimiento de ella despertaría en los seres humanos jubiloso saludo y una feliz adoración, llena de agradecimiento, al Señor que la envió!

Como, sin embargo, no es así, pero sí la humanidad terrena en el fallar hundió aún más de lo que se podría imaginar, su aparecimiento se efectúa ahora, de modo diferente. ¡Ella debe actuar, primeramente, destruyendo y aniquilando, hasta que la fuerza de su irradiación, elevadora y constructiva, pueda manifestarse de la forma más pura, porque luego ella caerá por sobre aquél suelo, que fue preparado por los sufrimientos, para recibirla dignamente!

Solamente por eso la Estrella se torna el Juicio para los seres humanos y para todo aquello que no está en acuerdo a la voluntad de Dios. ¡Y sólo está en acuerdo a la voluntad de Dios aquello que vibra en el amor de Dios, porque Dios es el amor!

¿Vosotros, seres humanos, comprendéis ahora la grande simplicidad que se halla en todo el fenómeno universal? ¡Sea lo que en él se dé, sólo podrá ser siempre amor!

Vosotros, sin embargo, hicisteis de la santidad del amor una imagen totalmente desfigurada, rebajasteis su concepto hasta la inmundicia.

Sin embargo, también eso, por su parte, solamente debido al raciocinio preso a la Tierra que, consonante a su especie, conoce solamente el amor terreno edificado por sobre el sentimiento de materia gruesa, no poseyendo ninguna capacidad de comprensión para la intuición de un espíritu puro. ¡Y el sentimiento de materia gruesa él incluso torció, lo transformando en un instinto embrutecido!

¡No contento con eso, sin embargo, el raciocinio, en el desarrollo progresivo de su exagerado cultivo, forzó todavía ese instinto embrutecido, lo cual, sin embargo, podía permanecer puro como en los animales, cada vez más hacia abajo, hasta el pecado!

Colocar el ser humano terreno en un nivel igual al del animal, era insuficiente como objetivo de las tinieblas escarnecedoras. ¡Querían mantener el espécimen humano incluso mucho más abajo, colocarlo abajo incluso de cada animal!

Los seres humanos, que en sus lentos desarrollos, bajo cuidadosa dirección de tantos elegidos, determinados y preparados por la Luz para ese fin, fueron capaces de lograr liberarse con grandes esfuerzos de los instintos animales, todavía puros, y que en el principio todavía existían en sus cuerpos, debían, no solamente caer de nuevo en ese estado, a pesar de que ya hubiesen despierto en ellos los espíritus, pero sí debían ser forzados a caer todavía más abajo de lo que estaban antes.

¡A través del raciocinio, sirviendo voluntariamente a las tinieblas, y, con el estimulo de ellas, cultivando excesivamente por los propios seres humanos, raciocinio esos que, eternamente dudando, cavilando, no más concede un firme apoyo al todavía insuficientemente fortalecido espíritu, estos así tornados dependientes lograron, como consecuencia automática, transformar el instinto animal puro de su cuerpo en una codicia calculista de la forma más baja, es decir, envenenando el ser humano hasta la naturalidad del animal!

¡Con esto, todo quedó literalmente dañado, y el ser humano terreno fácilmente rebajado hacia la más ínfima entre las criaturas de toda la Creación, porque esto hubo que ser la consecuencia del raciocinio que se desenvolvía automáticamente en todos los males, con el cultivo excesivo y unilateral, tras el pecado original, toda vez que él no hubiese dado oídos a los muchos auxilios provenientes desde la Luz!

Y que él no daría oídos a esos auxilios, era evidente a las tinieblas, pues éstas conocían la vanidad de los seres humanos, que había que aumentar siempre más, debido a la presunción del raciocinio terreno errada y excesivamente cultivado.

¡Así, con el cultivo errado del raciocinio, fue colocada para el ser humano no solamente una profunda y fatal trampa de alma, sino, al mismo tiempo, también fue pasado un pesado cerrojo debido a la vanidad que ahí disparaba, lo cual habría que impedir que un alma pudiese escapar de la trampa, pues la vanidad en el querer saber mejor no dejaría, así tan fácilmente, esos seres humanos terrenos, en su mesquino modo de pensar, dar oídos a los auxilios venidos desde la Luz por la Palabra!

¡Está cierto, pues, si quedéis tomados de horror, apenas yo hable de cuan profundamente cayó el ser humano!

Ahora, sin embargo, debe ser pronunciado y arrastrado del escondrijo lúgrube hacia la Luz, para que sea definitivamente destruido por la irradiación de la Estrella, caso no sea quemado personalmente por cada uno que despierta, en el fuego del espíritu despierto. Precisamente hoy yo quiero cumplirlo, en el dia del más sagrado amor de Dios.

¡Yo clamo a los seres humanos para que reconozcan tal hecho y se liberen del mal, al cual se entregaron como a la más fuerte droga, por artificios del tan torcido raciocinio! Pues únicamente éste los llevó a eso.

¡El seductor sabía muy bien que hubiera que ocurrir así, tras la humanidad haber tomado la dirección falsa por él ofrecida como artificio!

Siquiera podía pasar de forma diferente, pues el raciocinio, que debía tornarse solamente un instrumento ejecutivo del querer humano, perjudica ahora todo el querer y se elevó, de ese modo, a sí mismo, a falso guía, que no puede tener ligazón con la sagrada voluntad de Dios, quedando, con ello, interceptado también del amor de Dios.

Precisamente hoy, por ocasión de la solemnidad del sagrado amor, en lo que, además, ella deberá tornarse en el futuro, yo os había que presentar una vez más el cuadro, a fin de que vieseis como es constituido actualmente vuestro amor en su mayor parte; ¡a fin de que reflexionéis, horripilados, y todavía podáis recibir una centella del puro amor de Dios!

¡Yo descortino ese cuadro, a fin de que pueda ser destrozado ahora con todo cuanto está errado y que ahora no más debe haber lugar en la Creación, tras su grande purificación!

¡Nunca se habría llegado a tal punto, si los seres humanos hubiesen dado oídos, por lo menos una vez, de modo eficaz, a los muchos auxilios venidos desde la Luz!

Algunas veces, sí, han dado oídos, cuando se tardaba entre ellos un anunciador, sin embargo tras su partida pronto cavilaban al respecto de su palabra, a fin de que, a través de las dudas surgidas y del querer saber mejor, disecarla, torcerla y transformarla en acuerdo al propio gusto. Y así hundió la humanidad terrena, lenta, sin embargo, seguramente, cada vez más hondo, en el lodazal que sus propios pensamientos formaron y difundieron.

¡Ahora, sin embargo, erguíos vigorosamente! Pues una vez más no será permitido tal acontecimiento. ¡Ha llegado el fin, pero solamente el vuestro, si de esta vez no queráis dar oídos a las Palabras de Dios, las cuales os deben elevar hacia aquél punto, en que el ser humano debe se encontrar como ser humano en esta Creación!

No más le será permitido permanecer como un monstruo, que no puede ser ni bien ser humano ni bien animal, en la perfecta obra del Criador, para desfigurar su belleza, para seguir a impedir y perturbar la vibración de la pura armonía.

¡Ahí viene el sagrado Juicio, oh seres humanos terrenos! ¡Por eso tornaos seres humanos o pereced en las llamas de la Estrella Radiante!

Sin embargo vosotros, portadores de la sagrada Cruz en la frente, agradeced al Señor por esta gran purificación, pues vosotros, que guardáis pura en vuestras almas la Palabra del Mensaje, con el grande querer hacia el bien; ¡vosotros, que anheláis por las luminosas alturas, a vosotros la Estrella otorgará grande fuerza, para que os tornéis nuevos dentro de vosotros, en acuerdo a la voluntad de Dios!

¡Bajo fuerte protección de la Luz, pasaréis por esos tiempos difíciles, que os dejarán cada vez más purificados y incandescentes, hasta que os tornéis llamas, que brillarán en la Tierra para el honor de Dios, en la más pura adoración, y que actuarán auxiliando entre los seres humanos, atrayendo por toda parte en que una centella espiritual, en el despertar, todavía quiera elevarse hacia las alturas luminosas!

Por eso, id ahora seguros en la Palabra, que os muestra los caminos ciertos, que tenéis que seguir, y que también os transmitirá la fuerza para las horas en que el desanimo os quiera dominar. ¡Pensad que todo lo que venga será un acto de gracias del amor de Dios, que fuerza la purificación!

Cada solemnidad de la Estrella deberá tornarse, en el futuro, una solemnidad de agradecimiento por el actuante amor de Dios, la cual se unificará con la, hasta ahora conocida, Fiesta de Navidad.

Contribuid vosotros para eso, con vuestro auxilio junto a los seres humanos, quienes en aflicciones de alma a la brevedad se acercarán a vosotros.

¡Prestadles auxilio en la Palabra! ¡Pues ésta permanece todavía la única cosa que necesitarán en primer lugar!

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