Resonancias del Mensaje del Grial 2

de Abdrushin


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28. Gérmenes espirituales

¡Gérmenes espirituales! Muchas veces ya hablé de ello, expliqué el curso evolutivo y el camino de ellos, y dije también que los seres humanos terrenos se desarrollaron a partir de los gérmenes espirituales. Es, por lo tanto, vuestro desenvolvimiento, criaturas humanas, que describiré.

Hoy os quiero acercar un poco más del punto de partida de vuestra tomada de conciencia.

En mi ultima disertación hablé de una segunda división inferior, en la parte espiritual de la Creación, donde los espíritus no pudieron pronto surgir completamente maduros, pero tienen que desenvolverse desde niños.

Los desenvueltos de la Creación posterior, a los cuales también vosotros, seres humanos terrenos, pertenecéis, no se originan aún de esa parte, sino apenas de un sedimento de ella, que no posee la fuerza para desarrollarse por si mismo, sin impulsos exteriores.

Ese sedimento se compone de semillas espirituales, los gérmenes espirituales, de los cuales se originan los desenvueltos espíritus humanos de las materias.

El sedimento inerte baja desde la parte espiritual de la Creación y ingresa de esa manera en un circulo enteal que envuelve las materias.

Sobre el proceso, coherente con las leyes de la Creación, que ahí se realiza, de las atracciones, de las incandescencias y de las modificaciones de las irradiaciones a eso ligadas, no hablo todavía, pero quiero solamente referirme a los auxiliares que ahí se encuentran en actividad y a los fenómenos individuales, capaces de proporcionar una imagen que os sea comprensible.

Pues apenas yo muestre formas definidas en la descripción, podréis luego imaginar algo muy determinado, que corresponda aproximadamente a los hechos y conceda un apoyo para vuestra comprensión terrena.

No quiero, por lo tanto, aclarar cómo todo se cumple, vibrando en la ley de la Creación, pero sí cómo se muestra en la formación.

En ese circulo enteal, donde el germen espiritual bucea, se encuentran enteales de variadísimas especies, no mezclados unos con los otros, pero sí ubicados en planes aislados entre si, según la especie de actividad en que vibran.

Ahí encontramos, en la parte superior del circulo, venidos desde el espiritual, entes femeninos maravillosamente delicados que, vibrando en las irradiaciones del amor y de la pureza, reciben los gérmenes espirituales, los envuelven con cuidados maternales en un manto enteal y conducen esos gérmenes espirituales así envueltos, que aún duermen completamente inconcientes, a las manos de otros entes femeninos, que se encuentran más cerca de la materia fina.

Estos, por su parte, envuelven los gérmenes en un segundo envoltorio, ya de otra especie, correspondiente a aquél ambiente en que ellos propios se encuentran, conduciendo los gérmenes, que así se tornaron nuevamente un poco más pesados, hacia bajo, para la camada superior de la materia fina.

Todos esos delicados entes femeninos apoyan auxiliadoramente los procesos automáticos coherentes con las leyes. Son de belleza perfecta e ya en tiempos remotos eran conocidos a muchas personas, a las cuales, aquí y allá, a veces, se podían mostrar.

Eran nombrados de hadas bondosas, que cuidan beneficiadoramente de las almas humanas en desarrollo.

En los límites de la materia fina, otros entes femeninos aguardan los gérmenes espirituales, venidos desde arriba, a fin de cuidar de ellos con bondad. Para protección se encuentran aquí presentes, además, entes de especie masculina, que no actúan en los cuidados, sino actúan de manera más positiva.

Así el germen espiritual es cuidado y tratado por auxiliares enteales, mientras, aún inconciente, se mueve cada vez más hacia adelante, siguiendo su impulso de poder tornarse conciente, hasta resbalar en una densidad en la materia fina, que no más le permite proseguir impulsando inconcientemente, por lo que su bajada estaciona. Tiene que cesar, a fin de despertar para el desarrollo, antes que pueda proseguir.

También eso es un acontecimiento absolutamente natural, condicionado por la especie del ambiente, pero es un importante punto decisivo para los gérmenes espirituales. Éstos se encuentran ahora en un plan de la materia fina, cuya densidad los detiene, produciendo fin a su trayectoria inconciente.

Se encuentran, por lo tanto, de repente, acostados con blandura en una capa que no más los deja proseguir. Sólo el despertar de una voluntad, aunque todavía débil, sin embargo ya conciente, puede desenvolver la fuerza para que atraviesen de modo reconocedor el ambiente y prosigan.

Precisamente aquí tengo que seguir vagarosamente y con especial cuidado mis aclaraciones, para que los seres humanos puedan formar una imagen cierta de ello para si, sin que nada sea desviado.

Pues aquí, donde los gérmenes espirituales tienen que quedar literalmente retenidos, en su primera trayectoria inconciente, debido a una muy determinada densidad de la materia fina, que es prepasada por corrientes enteales, se pasa mucha cosa con el espíritu humano con vistas al camino de buceo en las materias para la finalidad de desarrollo y, del mismo modo, con vistas al camino de vuelta hacia arriba, tras la maduración ocurrida ante el desarrollo.

Precisamente esa capa es un importante plan limítrofe en la existencia del espíritu humano. Por eso también quiero hablar de ella un poco más demoradamente.

Ella se parece al espíritu humano, en la ascensión, ya inconmensurablemente alta y maravillosa en su belleza. Se encuentra ante de los ojos cubierta por una luz suave, por una luz que parece suave, pero que es mucho más clara de lo que el brillo del nuestro Sol aquí en la Tierra. Los rayos despiertan, estimulan y fortalecen.

Ese plan se parece a un único parque sin fin. Un jardín florido se sucede a otro en distancias interminables, repletos de bellas flores de todos los portes y también de muchos colores, cuidados por entes delicados, protegidos y vigilados por figuras masculinas serias, que caminan al largo de las hileras disciplinando, vigilando y examinando.

Floridas tiendas se encuentran por toda parte, invitando para el reposo y descanso y... para la silenciosa y grata introspección.

La masa más densa, que forma el suelo, es la materia fina que detuvo los gérmenes espirituales y en la cual ellos quedaron retenidos durante su curso.

Y luego pasa el maravilloso: el manto enteal, en lo cual los delicados entes femeninos habían envuelto cada uno de los gérmenes espirituales, en su salida del reino espiritual, se desenvuelve bajo las radiaciones de ese plan, anclado en el piso de materia fina y cuidado por jardineras enteales, en flores maravillosas, en cuya taza duerme tranquilamente el germen espiritual, fortaleciéndose más y más.

Sacudido a causa de la especie de los efectos, que, a pesar de toda la delicadeza de ese plan, son, en relación al reino espiritual, más gruesos, y a causa del resonar más fuerte de todos los movimientos del acontecimiento, puede el germen espiritual, en una muy determinada maduración, al romper el botón, despertar simultáneamente para la sucesiva tomada de conciencia. Esa concientización, sin embargo, todavía no es el estado autoconsciente.

¡Desde la conciencia del espíritu que está despertando, para la autoconciencia del espíritu madurado además es un grande paso! ¡El animal también es conciente, sin embargo, nunca autoconsciente! Pero no nos detengamos en eso ahora.

Por lo tanto, el romper de cada botón es provocado por la maduración del germen espiritual, como efecto natural y automático, y el chasquido del rompimiento despierta simultáneamente el germen espiritual para la conciencia de la existencia.

Estos son procesos que más tarde podrán ser explicados precisamente en todos los pormenores, a fin de encontrar en eso la regularidad de la ley, que también aquí está presente y que hace con que todo se torne simples y natural, conforme constantemente se puede reconocer en la Creación entera.

La flor, en cuya taza el germen espiritual maduró, necesitó solamente de una parte del envoltorio enteal del germen espiritual, mientras la otra parte permaneció alrededor del germen espiritual y, en el despertar para la conciencia, tomó la forma de un niño humano. Por lo tanto, al romper del botón, se encuentra en la taza de la flor un niño bien formado con configuración humana.

También aquí tengo que intercalar nuevamente algunas explicaciones, antes de poder proseguir:

El germen espiritual ya pasó hasta ahora por los cuidados de dos entes femeninos diferentes, antes de llegar a las manos de las jardineras. A ambas las especies podemos nombrar de hadas. La primera, que recibió el germen espiritual en la salida del reino espiritual, lo envolvió con un manto delicado de la más delicada especie de ese plan o de ese circulo; la segunda, por su parte, con una otra especie.

¡El germen espiritual ya había recibido, por lo tanto, al quedar retenido en la materia fina, dos envoltorios diferentes a través de las hadas, es decir, dos regalos de las hadas!

De esos acontecimientos surgieron más tarde las narrativas referentes a los regalos de las hadas en las cunas de los niños.

El envoltorio exterior se desenvolvió entonces, en la materia fina más densa, bajo las irradiaciones que despiertan, en un botón de flor protector, y el envoltorio interior más delicado, en el despertar, inmediatamente en un pequeño cuerpo con forma humana. Quiero aclarar también por qué el envoltorio más delicado tuvo que se transformar en un cuerpo humano.

Ya dije en mi Mensaje que en la concientización del espíritu se origina también la forma humana, pues que la peculiaridad del espíritu condiciona la forma humana. Esto está dicho en largos trazos. Ahora tengo que ampliar también esta explicación y señalar que en ese despertar del germen espiritual para la primera concientización el propio germen espiritual todavía no se constituye en forma humana, sino solamente el delicado envoltorio enteal, que recibió a través de la primera hada.

Ese envoltorio adquiere forma humana porque el germen espiritual ya en el despertar encandece inconcientemente ese envoltorio. Una vez, por lo tanto, que este es encandecido espiritualmente, aunque de modo inconciente, él adquiere, por ese motivo, lógicamente, también en acuerdo a la especie de la incandescencia, la forma humana.

El propio espíritu, sin embargo, recibe sólo gradualmente, con la autoconcientización adquirida en su peregrinación a través de las materias, una forma humana, más o menos bonita, conforme la especie y el blanco de su desarrollo. Al mismo tiempo también se transforman correspondientemente sus envoltorios exteriores, enteales y fino-materiales.

En el estado exclusivamente conciente del germen espiritual, sin embargo, los envoltorios enteales y fino-materiales son siempre bonitos, pues que solamente pueden ser desfigurados por la autoconcientización del espíritu, que así recibe también su libre albedrío.

Reflexionad con cuidado sobre esta frase. Encontraréis en ella muchísimas soluciones.

Encontraréis ahí también la explicación por qué todos los entes, que vibran sirviendo concientemente en la voluntad de Dios, son, sin excepción, de la más delicada belleza y de perfecta configuración, pues todos ellos traen en si algo espiritual, pero no pueden deformar su configuración a través de una autoconciencia de curso errado.

En esta explicación encontraréis también una diferenciación de aquello que hasta ahora denominamos con el grande nombre colectivo “enteal”. Presento a vosotros ahí hoy, por la primera vez, un muy determinado escalón, que mientras tanto, sin embargo, sólo puede ser dado en largos trazos, para que no nos extendamos demasiado.

Existen enteales que traen en si algo espiritual y que sirven vibrando concientemente en la voluntad de Dios, y también enteales que traen en si exclusivamente lo que es enteal, en los cuales hace falta el espiritual. ¡A estos últimos pertenecen, por ejemplo, los animales!

A fin de pronto evitar aquí preguntas desnecesarias, para que se pueda propiciar una comprensión cierta a los seres humanos, quiero decir que entre los auxiliadores enteales en la Creación se encuentran además muchas divisiones. Esto, sin embargo, haré siempre solamente de caso en caso, apenas cuando se ofrezca una oportunidad para tanto. Así será más fácil comprenderlo. Composiciones del Mensaje a ese respecto los seres humanos podrán luego hacer por si mismos más tarde.

Ahora sólo quiero decir todavía que, también entre los enteales que traen en si algo espiritual, pueden ser hechas diversas divisiones. La absoluta mayor parte vibra solamente sirviendo en la voluntad de Dios, y es completamente independiente de todo lo demás.

Una pequeña parte, sin embargo, que se encuentra lejos de las alturas luminosas, actuando estrechamente ligada a la materia más gruesa, como los gnomos, etc., podían, como muchas otras cosas, ser influenciados temporalmente por los espíritus humanos desenvueltos que viven en la materia gruesa. Pero esa posibilidad de actuación del espíritu humano ya fue anulada y también esos pequeños auxiliares enteales están hoy sirviendo exclusivamente dentro de la voluntad de Dios, durante el Juicio y la época del Reino del Milenio.

No debo, sin embargo, ingresar todavía en esos pormenores, pues así os alejaría demasiado de las líneas básicas, mientras que ahora, antes de todo, quiero formar para vosotros un saber básico, que os otorga el apoyo de que necesitáis para la ascensión y para el perfeccionamiento de vuestro espíritu, en favor de su maduración rumbo a las alturas luminosas.

Todo lo demás tiene que permanecer aún al margen, hasta que haya terminado la grande purificación. ¡Hasta allá, sin embargo, no más disponéis de tiempo para pormenores, que conducen a distancias que os darán vértigos!

Antes de todo, os debéis poder salvar de los laberintos del falso querer saber; es decir lo más necesario para vosotros ahora, conforme vosotros propios más tarde reconoceréis.

No debéis, sin embargo, tomar todo eso demasiado terreno, cuando hagáis para vosotros una imagen de esos fenómenos pues el peso de la materia terrestre ahí no existe. Y, sin embargo, encontraréis acontecimientos de especies semejantes incluso en esta materia gruesa de la Tierra.

Considerad apenas la mariposa, que se desenvuelve bajo la protección del capullo, rompiéndolo apenas cuando se haya tornado madura para tanto.

En el germen espiritual el envoltorio de protección recibe la forma de la flor, que tiene que desenvolverse por intermedio de la ligazón con las propiedades del suelo de materia fina. También el porqué y el cómo se deja aclarar exactamente en acuerdo a la ley, de modo que entonces reconoceréis que eso sólo puede ser exactamente de esa manera y forma, siquiera pudiendo ser diferente.

Aún son necesarios, sin embargo, años de aclaraciones, a fin de alcanzar el punto en que vosotros, criaturas humanas, entonces reconozcáis admiradas la grande simplicidad que prepasa la Creación en sus múltiples efectos y que, sin embargo, permanece siempre la misma en todas las cosas, desenvolviéndose según una ley básica.

Perplejos veréis que las dificultades de reconocer se originaron solamente a través de vosotros. ¡Vosotros mismos las preparasteis y tornasteis todo difícil para vosotros, seguisteis por desvíos y caminos errados, que os tenían que cansar, haciendo con que, sin el auxilio proveniente desde la Luz, jamás pudieseis alcanzar el blanco!

Sin embargo, si la presunción del vuestro raciocinio no le hubiese jugado aquella mala pasada, pero muy merecida, de las confusiones artificiales, habríais entonces llegado fácil y rápidamente a la plena maduración, con infantil confianza, guiados fielmente por la Luz, en un camino que sólo contenía alegría para vosotros.

Ahora, sin embargo, es muy difícil para vosotros, pues todas las piedras con que obstruisteis el camino, vosotros propios tendréis antes que removerlas, y tampoco podéis alcanzar con un salto la autopista cierta, sino tenéis que caminar de vuelta, por todos los desvíos y caminos errados, hasta aquel sitio en que os desviasteis, a fin de reiniciar el trayecto por la autopista cierta.

Por eso también os tuve que seguir primero en todos vuestros desvíos y caminos errados, a fin de que os alcanzase, os llamase, y, luego, condujese con cuidado de vuelta a aquellos que siguiesen mi llamado, pues que vosotros propios no sois capaces de salir del laberinto.

No de la Luz, directamente, pero por vuestros propios caminos tuve que llegar a vosotros, al querer traer auxilio.

Pronto también comprenderéis todo eso a través del reconocimiento, no falta mucho para tanto. Luego, mucha cosa se tornará más fácil para vosotros.

Aunque todo en esta Creación sea importante y tenga una finalidad, aún así existe una línea recta para vosotros, que concede un apoyo al desenvolvimiento de vuestro saber y con el cual podéis caminar hacia arriba, con firmeza.

Y apenas ese apoyo os quiero dar primeramente, por ser urgentemente necesario.

Ofrecí a vosotros hoy una imagen completamente nueva de aquel plan que permanece vuestro punto de partida propiamente dicho, seres humanos terrenos, y que, por eso, representa un grande papel. Sabéis ahora cómo despertáis y dónde eso ocurre.

Y ese plan, que os proporciona y posibilita la venida al mundo, que, por lo tanto, concede una piedra fundamental al vuestro propio existir como criatura humana, él también es importante para el espíritu maduro, que se desenvolvió de modo cierto en el sentido de la voluntad de Dios, tornándose capaz de acender.

Como aquí florece el primero envoltorio en forma humana, así el espíritu maduro recoloca en ese plan el mismo envoltorio, el primero envoltorio que, en la ascensión, es el ultimo a ser abandonado.

Él queda en ese plan, a fin de disolverse, desintegrarse y reintegrarse en la misma especie de la cual se originó primeramente con el regalo de la hada.

¡Sin embargo, el envoltorio de un espíritu maduro trae consigo nuevas fuerzas, refresca y fortalece la especie igual, por haber sido fuertemente encandecido por el espíritu autoconcientizado en el sentido cierto y ascendiente, trayendo en si esa incandescencia!

De esa manera esa especie de envoltorio se torna más vigorosa en el circulo del enteal alrededor de las materias y puede auxiliar aún más eficientemente el nuevo formar y despertar de muchos gérmenes espirituales humanos.

Tras dejar el ultimo envoltorio de delicada entealidad, el espíritu, como tal, autoconsciente, sale entonces de ese plan de los jardines y reingresa en el reino espiritual, que antaño dejó como germen espiritual indolente, inconciente, cediendo apenas a su indefinido impulso de desenvolvimiento, producido por el anhelo de concientización.

¡Esforzaos, criaturas humanas terrenas, para poder ingresar plenamente maduras en el reino del espíritu! Con eso entonces os reuniréis a aquellos quienes se pudieron desarrollar en el espiritual, sin necesitar primero bucear en las materias.

¡Luego tampoco seréis menos fuertes de lo que aquellos, pues habréis vencido muchos obstáculos y en el esfuerzo de ese vencer os transformasteis en llama! Habrá entonces alegría con relación a vosotros, como ya está indicado en la parábola del hijo prodigo.

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