Resonancias del Mensaje del Grial 1

de Abdrushin


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Contenido


26. ¡Ved, creatura humana, como tenéis de caminar a través de esta Creación, para que hilos del destino no impidan, sino colaboren en tu ascensión!

Pese el Mensaje contenga en sí mismo todo para mostrar a los seres humanos su camino, el cual tienen que seguir a través de la Creación, si quieran subir hacia las alturas luminosas, a uno siempre de nuevo se repite la angustiante pregunta: ¡qué debo yo hacer para realmente caminar correctamente!

Ese intuir atormenta a muchos, puesto que el ser humano busca tornar todo más complicado de lo que realmente es. Necesita de esa manera extraña de dificultar todo para sí, porque no posee en su interior fuerza para dedicarse con seriedad y fervor a aquello, lo que es sencillo. Para ello, toda su capacidad no es más suficiente.

Cuando no ve dificultades ante sí, nunca logra intensificar fuerzas para utilizarlas; pues la falta de dificultades lo convierte rápidamente cómodo y paraliza por fin toda su actividad. Por esa razón, tampoco da atención a lo que es sencillo, sino él mismo torna, apenas cuando pueda, todo lo que es sencillo aún más incomprensible ante torsión, solamente para tener dificultad en reconocer en lo torcido finalmente otra vez lo que está correcto, que solamente permanece anclado en lo que es sencillo. ¡De esa forma, la criatura humana desperdicia continuamente fuerza y tiempo!

El ser humano necesita de obstáculos para alcanzar la meta, solamente así aún reúne sus fuerzas, lo que no consigue más cuando la ve ante sí de modo sencillo.

¡De inicio, eso suena como se fuese una grandeza, sin embargo, es solamente la señal de la mayor debilidad! ¡Igual que un cuerpo debilitado necesita de estimulantes, a fin de aún ejecutar su actividad, de la misma forma el espíritu humano necesita, como estimulante, primero tener la conciencia de que para alcanzar un albo tiene que superar algo, a fin de ahí emplear sus fuerzas! De ahí se originó también antaño la así llamada ciencia, que menosprecia todo lo que es sencillo y hace uso incluso de la ridiculez, solamente para tener una ventaja ante otro y para brillar.

Sin embargo, no es solamente la ciencia que actúa de esa forma ya desde mucho tiempo y erigió penosamente una construcción imaginaria, que debe hacer aparentar como grandioso algo que, para la Creación, es mediocre, artificial, forzado y torcido, sí, muchas veces incluso inhibidor.

¡Las estructuras de Estado y las jurisdicciones son de la misma especie, incluso el ser humano individual dejó surgir la estructura de su vida terrena de modo errado, ya desde la base! Demasiado complicada para ser sana, solamente para aún incentivar el indolente espíritu en su presunción para destacarse ante otro; puesto que solamente ese esfuerzo es también la legitima causa de las mutilaciones y confusiones de toda la naturalidad y sencillez por medio de esos espíritus humanos. La ambición de sobresalir, la presunción de investigar y ahí establecer leyes de una sabiduría, que jamás podrá tornarse verdadera sabiduría, mientras el ser humano aún se recuse a simplemente recibir humildemente en sumisión ante la grandiosidad de Dios. Eso todo, sin embargo, lo retiene abajo.

¡Nada existe que el ser humano realmente pudiese crear, si no lo sacase de aquello lo que ya se originó por la voluntad de Dios! ¡Ni uno sólo granosito de arena conseguiría él mismo crear, sin que encontrase en la Creación ya toda la materia para ello!

¡Ahora bien todavía no puede reconocer cuán ridícula es la impresión que él hoy en día da, pero vendrá el tiempo en que aún sentirá indecible vergüenza y que desease borrar de buen agrado el tiempo, en que se consideró tan grande y sabio!

¡Complacientemente, a veces también con una sonrisa escarnecedora, pasa ahora el ser humano al lado de cada gran simplicidad de las leyes divinas, que también mi Mensaje y su especie de palabras lleva en sí! No sabe que con ello muestra su mayor debilidad que es capaz de presentar como ser humano, y cuyas consecuencias son también lo más terrible que debe alcanzarlo ahora por las irradiaciones del Juicio; pues se coloca con ello en el lugar más bajo de todas las creaturas, porque exclusivamente él desaprendió como recibir y utilizar, de manera correcta, las dádivas de la Creación. El ser humano se juzga demasiado grande y elevado para recibir con gratitud de su Creador todo cuanto lo necesita, por eso, tampoco es más digno de seguir desfrutando sus gracias.

Y, sin embargo, las leyes en la Creación deberían, podrían ser algo totalmente natural, sencillo y ordenado para cada creatura, puesto que cada creatura se originó de ellas.

¡Qué, sin embargo, el ser humano hizo de ello en su alucinación!

¡Qué él es capaz de producir en incomprensión y arrogancia, vosotros mismos reconocéis en todas las leyes humanas de cada país, del orden social! Una existencia entera mal sería suficiente para estudiar correctamente todas las leyes de un sólo país. Son necesarios, primeramente, peritos especiales para interpretarlas correctamente. Y éstos aún discuten frecuentemente a su respecto, cómo y donde pueden ser empleadas. Eso prueba que incluso entre estos jurisconsultores no reina clareza sobre su verdadero sentido.

Pero donde, además, puede haber discusión, allí tampoco hay clareza alguna. ¡Donde no hay clareza, hace falta la autenticidad y, con ello, también la justificativa para la respectiva ley!

¡Actualmente, cada persona individualmente necesitaría tornarse primeramente un perito al respecto de esas leyes poco claras y confusas, contestables en caso de discordia, instituidas por las criaturas humanas, para poder vivir de modo intangible! ¡Cuánto absurdo hay en ese hecho! Y, sin embargo, así es. Se escucha, pues, muy a menudo de la parte de los peritos la aseveración de que, según las leyes terrenales, cada persona que vive en la Tierra podría ser acusada y de alguna forma ser considerada culpable, donde surja voluntad para ello. ¡Y eso, lamentablemente, es verdad! Y, sin embargo, cada persona individualmente está subordinada bajo esas leyes, sin que pueda ser instruida correspondientemente a su respecto.

Eso todo también habrá de convertirse muy pronto en un montón de escombros por sí mismo, puesto que pertenece a las imposibilidades de la más enfermiza confusión.

El espíritu humano probó ahora con agotamiento su incapacidad en ese tema. Creó con eso una esclavitud indigna, porque no adaptó las leyes terrenales a las leyes primordiales en la Creación, las cuales nunca se ha empeñado en aprender. ¡Pero, solamente construido en el suelo de ellas es que puede originarse algo de útil, sea lo que sea! ¡Así también la justicia! Y ésta reposa, como todas las leyes básicas, por su parte, solamente en la clara y grande simplicidad.

¡Lo que no contiene simplicidad en sí, jamás será duradero! ¡La simplicidad de las leyes divinas no lo admite de otra forma! ¿Será que el ser humano nunca aprenderá a comprender?

¡En los acontecimientos de todos los tiempos, él puede reconocer con exactitud que sólo pudo haber grandes éxitos allí, donde toda la fuerza haya sido convergida hacia uno sólo punto! ¡Eso muestra, pues, nítidamente, la necesidad de la simplificación! ¡Debéis, por lo tanto, encontrar finalmente algo en eso! Cada persona conoce, sí, el peligro amenazador que, en la dispersión, siempre se presenta.

¡Ved en eso la ley del poder de cada simplificación! La grandeza victoriosa, que sólo llega a la efectuación en la sencillez.

Y, sin embargo, perdisteis la noción del valor de cada simplicidad. Sólo en la simplicidad se muestra la verdadera fuerza, legitima nobleza, saber y graciosidad. También en la simplicidad de la expresión y de los movimientos.

¡Todo eso es perfectamente conocido por vosotros! Y, sin embargo, no aprendéis a apreciar el verdadero valor, por eso, tampoco podéis captarlo, no podéis transmitirlo para vuestro pensar, a fin de que, entonces, pueda llegar a ser expresado en vuestro hablar y en vuestro actuar.

La creatura humana no consigue ser sencilla, así como lo debería aprender en la Creación. ¡Alcanzar la grandeza de la simplicidad en su pensar y en su actuar se torna al ser humano no solamente difícil, pero incluso ni lo consigue más! Todo eso ya se tornó inalcanzable para él.

Por esa razón, tampoco comprende más la simplicidad del lenguaje y de las aclaraciones que el Mensaje contiene. Supone, en su modo torcido de pensar, que esa única manera correcta y grande sea para él demasiado infantil y, por eso, ni pueda contener algo de valioso. De esa forma, sus verdaderos valores también le permanecen cerrados, porque él no es capaz de asimilarlos. No ve y ni reconoce lo que es grande, poderoso, cuando revestido de palabras sencillas.

¡Eso reside en su incapacidad! ¡En lo que se refiere a la simplicidad y a la clareza, el espíritu tiene que desarrollar fuerzas dentro de sí mismo, mientras que, en relación a obstáculos debido a la confusión, el impulso hacia el desarrollo de fuerzas le llega desde afuera! El espíritu humano de hoy, sin embargo, lamentablemente necesita de ese impulso desde afuera, a fin de poder quedar más o menos activo. Por eso, no suporta la simplicidad y la clareza. La simplicidad lo hace adormecer, ella lo paraliza, porque es demasiado perezoso para, por sí mismo, desarrollar fuerza en su interior, la cual, exclusivamente, le puede traer verdadero provecho y auxiliar hacia arriba.

Con simplicidad y clareza a su alrededor, no consigue mantenerse activo. Para eso, su fuerza no le es más suficiente, porque nunca la ha desarrollado. Debido a esa indolencia, sin embargo, muy naturalmente se presentan constantemente los obstáculos que de esa forma cría hacia si. Estos obstáculos, pues, sirven hoy a algunos como estimulante, como medio de incentivo en el sentido ya aclarado. Sin embargo, a fin de vencer esos obstáculos creados por ellos mismos, consumen el ínfimo resto de fuerza, que les surge cuando confrontan esos obstáculos, y de ahí nada sobra para un autentico progreso y ascensión, que sólo podría iniciarse después de vencidos los obstáculos. Si el camino ante ellos es nuevamente sencillo y claro, se cansan en esa simplicidad, que no les es bastante “interesante”, porque, entonces, no más pueden vanagloriarse de una grandeza propia, y crean otra vez nueva confusión, para que aquello que hagan, “aparente” o “suene” como si fuese algo.

Todo eso ocurre siempre y siempre de nuevo, una vez que a los espíritus humanos de la época actual hace falta la autentica grandeza propia.

Lo veis corporalmente también en los gimnastas. Mientras se exhiben en ejercicios de gimnástica, desarrollan fuerza y habilidad con gracia en los movimientos, en lo que se muestra el dominio del cuerpo. Hay, sin embargo, solamente pocos entre todos los gimnastas de la Tierra, que constantemente, por lo tanto, también en la vida diaria, presentan, entonces, el dominio del cuerpo. Lamentable es, muchas veces, su porte cuando se sientan, en la conversa, parados e incluso en el caminar. Una prueba de que desarrollan la fuerza solamente cuando entrenan o se exhiben, por lo tanto, cuando quieren mostrar algo. Pero dominar el cuerpo vigorosamente todo el dia, a lo que es necesario fuerza verdadera, y de la cual el cuerpo saca diez veces más provecho de lo que en algunas horas de gimnasia, esa fuerza él no puede reunir sin estimulo desde afuera; ¡pues eso exige más, mucho más!

Todas las gimnásticas y ejercicios especiales podrían ser suprimidos tranquilamente, si el ser humano realmente domine a sí mismo y a su cuerpo; pues, entonces, cada músculo tiene que quedar continuamente en movimiento y eso exige fuerza y voluntad. Cualquier ejercicios especiales dan siempre solamente uno misero sucedáneo para la fuerza conciente de la gran simplicidad, que yace en la naturalidad del autodominio permanente.

Igual que la gimnasia, así es en todas las cosas. El ser humano no tiene necesidad de realizar algo de extravagante, apenas cuando camine a través de la Creación de modo correcto. Todo ahí le es dado con simplicidad y todo está en su interior, sin que ahí haya que ayudar artificialmente. Como las creaturas humanas se valen para su alimentación de todos los estimulantes posibles e imposibles, a fin de animar el cuerpo, como utilizan medios como el fumo y los narcóticos para excitar a los nervios y al cerebro pertenecientes al cuerpo, mientras consideran ello, en auto-ilusión, como estimulador del pensamiento, de esa forma emplean confusión para el espíritu, para con ello entregarse a la presunción.

¡Debido a eso, soy obligado a formar muchas palabras, siempre y siempre de nuevo, sobre cosas, las cuales en la realidad un concepto muy sencillo debería abarcar inmediatamente, solamente para convertirlas más o menos comprensibles a vosotros! Yo lucho constantemente por nuevas descripciones para todo cuanto ya dije, porque vosotros no conseguís recibir la simplicidad, la simplicidad de la Verdad y de la vida, así como de la Creación, en la cual también vuestro camino y toda vuestra existencia se hallan anclados.

¡Ni debíais preguntar lo que vosotros tenéis que hacer y dejar de hacer! ¡Destruís solamente en vosotros el laberinto, que cuidáis y tratáis tan cuidadosamente, produciendo con eso siempre solamente nuevo enmarañado a través de vuestros pensamientos! Pensáis demasiado, por ese motivo no podéis pensar nada de hecho, nada que os sea útil.

Ley de Dios el Todo Poderoso para vosotros es:

¡Concedido a vosotros es peregrinar a través de la Creación! ¡Caminad de tal manera, que no causéis sufrimiento a otro, a fin de satisfacer con ello cualquier codicia! ¡Al contrario, entrarán hilos en la alfombra de vuestros caminos, que os impiden la escalada hacia los paramos luminosos de la actividad consciente, llena de alegría en los jardines de todos los reinos de vuestro Dios!

Esta es la ley básica que para vosotros contiene en sí todo cuanto necesitáis saber. Si la cumplan, nada podrá pasar a vosotros. Seréis conducidos solamente hacia arriba por todos los hilos, que vuestro pensamiento, vuestro querer, vuestro actuar produce para vosotros.

Por eso, antaño el Hijo de Dios dijo con toda simplicidad: “¡Amad a vuestro prójimo como a vosotros!” En el fondo, es exactamente el mismo sentido.

¡Permitido os es peregrinar a través de las Creaciones! ¡En ello reside la ley del movimiento continuo! ¡No debéis quedarse parados! Eso tampoco podáis, porque los hilos que vosotros mismos produjisteis, que forman vuestros caminos, siempre impulsan hacia delante, conforme su especie, o hacia arriba, o durante alguno tiempo hacia delante, o también hacia bajo. ¡Nunca podréis quedarse parados, aunque vosotros mismos lo quisisteis!

¡Y, durante la peregrinación, no debéis causar sufrimiento a los demás, que igual que vosotros también peregrinan a través de la Creación, a fin de satisfacer con ello cualquier codicia!

No es difícil comprender eso correctamente; pues bajo un intuir sereno sabéis muy bien cuando, dónde y como causéis sufrimiento a otro. ¡Lo que ahí a vosotros resta hacer aún es tornar claro a vosotros lo que se comprende por codicia! ¡Pero eso antaño ya a vosotros ha sido dicho claramente por Moisés en los mandamientos! No es necesario que yo lo repita una vez más.

¡Podéis disfrutar de todo aquí en la Creación, probar de todo, pero no debe ser en perjuicio de vuestro próximo! Eso, por su parte, ocurre solamente cuando vosotros os tornéis esclavos de vuestras codicias.

Sin embargo, no debéis considerar la codicia de manera demasiado unilateral. ¡No se refiere solamente a bienes terrenos y al cuerpo, pero también a la codicia de difamar la reputación de vuestro próximo, dar lugar a las propias debilidades y tantas cosas más!

¡El dar lugar a las propias debilidades, sin embargo, es precisamente hoy en dia aún muy poco observado y, sin embargo, hace parte de la satisfacción de la propia codicia para perjuicio o sufrimiento de vuestros próximos! Espesos son los hilos que ahí se entrelazan y, entonces, detienen cada alma que haya actuado de esa manera.

Ahí se incluyen la desconfianza y la envidia, la irritabilidad, la grosería y la brutalidad, con una palabra, la falta de autodominio y de educación, que no significa otra cosa sino la indispensable consideración hacia con el próximo, la cual tiene que existir, donde la armonía deba permanecer. ¡Y únicamente la armonía favorece a la Creación y a vosotros!

Es una espesa tejedura, que desde ahí se origina, por lo que tantos tienen que caer, precisamente porque eso aún es muy poco observado y, todavía, a los próximos causa inquietud, opresión, aburrimiento y también frecuentemente pesado sufrimiento. En cualquier caso, sin embargo, daño.

¡Cuando los seres humanos se descuidan de ese modo, se origina pronto, a través de la irradiación de la sangre ligera o fuertemente irritada, una capa fuertemente turbada, que se coloca de manera separadora entre su espíritu y su conducción luminosa! ¡Él queda así pronto sólo, también está totalmente desprotegido y eso puede resultar daño de tal porte, que jamás podrá ser reparado!

¡Regístraselo en su interior todo aquél, quien quiera acender!

Este consejo es un salva-vidas, que puede liberarlo de ahogarse, de sumergir. ¡Es lo que hay de más importante para todos en la existencia terrena!

Vosotros todos, que queráis pertenecer al Grial, para vivir de acuerdo con mi Mensaje, oíd, por eso, una vez más el mandamiento divino, que se encuentra en el tejer de esta Creación:

¡Permitido a vosotros es, por deseo de antaño, peregrinar ahora concientemente a través de la Creación! ¡Sin embargo, no debéis causar con eso ningún sufrimiento a otro, a fin de satisfacer con eso una codicia propia! Eso ya puede atar los hilos, que deben deteneros abajo. Vivid de acuerdo a ello, entonces, también seréis felices y ascenderéis hacia los jardines luminosos de vuestro Dios, para allí colaborar alegremente en los posteriores y eternos desarrollos de esta Creación.

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