Resonancias del Mensaje del Grial 1

de Abdrushin


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23. Ley de la Creación “Movimiento”

¡Mirad alrededor de vosotros, criaturas humanas, y veréis de qué manera debéis vivir aquí en la Tierra! No es difícil reconocer las leyes primordiales de la Creación, basta empeñaros en observar de manera correcta todo cuanto os cerca.

Movimiento es una ley básica en toda esta Creación, así también en la Tierra. Movimiento de modo correcto. Pero precisamente esa ley no ha sido respectada y también mal utilizada.

Solamente por el movimiento pudo se formar todo, y movimiento, movimiento continuo es, por eso, también la conservación, el saneamiento de todo cuanto existe en la Creación. El ser humano no puede ser considerado ahí una excepción, no puede, como única entre las criaturas, quedarse parado en medio al movimiento vivificante o seguir sus propios caminos sin perjuicio para él.

El actual objetivo del intelecto de tantos seres humanos terrenos es descanso y vida cómoda. Pasar todavía los últimos años terrenos en la comodidad es considerado por muchos seres humanos terrenos como la coronación de su actividad. Sin embargo, es veneno lo que con eso anhelan. ¡Es el principio de su fin, que de esa forma crían!

Seguramente, ya os ha pasado que, en casos de muerte, pudisteis escuchar, muchas veces, con pesar: “No pudo usufructuar su descanso por mucho tiempo. ¡Hace solamente un año que jubiló para la vida privada!”

Dichas observaciones son hechas muy frecuentemente. Sea tratándose de hombres de negocio, de funcionarios públicos o de militares, no importa, apenas cuando una persona “se jubila”, como se suele decir, se inician, muy pronto, la decadencia y la muerte.

Quién abra correctamente sus ojos para su ambiente, éste reconoce mucho ahí, ve que dichos acontecimientos le ocurren con sorprendente frecuencia, y él, por fin, también buscará una muy determinada causa en ese acontecimiento, reconocerá en eso una ley.

La criatura humana, que aquí en la Tierra se jubila realmente, que desea descansar de su actividad hasta su fin terreno, dicha persona es, en la ley del movimiento rítmico de esta Creación, expulsada como una fruta sobre madurada, porque toda la vibración, el movimiento a su alrededor es mucho más fuerte de lo que el movimiento en ella misma, que tiene que mantener paso igual. Dicha persona tiene, de esa forma, que debilitarse y enfermarse. Solamente cuando su propia vibración y su estado de alerta mantengan paso igual al del movimiento existente en la Creación, sólo entonces puede permanecer sana, bien dispuesta y alegre.

En la expresión: Parar es retroceder, yace el presentimiento de la gran ley. ¡Solamente movimiento es edificación y conservación! En todo que se encuentra en la Creación. ¡Ya lo he afirmado en mi disertación “La vida”!

¡Quien, literalmente, aquí en la Tierra quiera entregarse totalmente al descanso, éste no tiene más ningún albo delante si y, con eso, ningún derecho de seguir viviendo en esta Creación, a causa de haber puesto, por su voluntad, el “fin” a si mismo! ¡El vibrar de la Creación, sin embargo, no presenta ningún fin, no tiene fin! Evolución permanente en el movimiento es ley en la voluntad de Dios y eso, por esa razón, jamás puede ser contornado sin daño.

Seguramente ya fijasteis que las personas que tienen que luchar continuamente por su manutención terrena, son frecuentemente mucho más sanas y alcanzan más edad de lo que las personas que desde la infancia han pasado muy bien, que han sido protegidas y tratadas de la más cuidadosa manera. ¡También ya habéis observado que personas, que crecieron en la abundancia y hacen en favor de su cuerpo todo lo que por medios pueda ser obtenido, que viven cómodamente, sin agitación, que dichas personas muestran más deprisa las señales externas acercándose de la vejez de lo que las que no poseen abundancias terrenas, que siempre necesitan llenar sus días con trabajo!

Me refiero aquí como ejemplo a aquellos casos de vida laboriosa, donde no haya exagero desnecesario, donde el anhelo frenético por el acumulo de riquezas terrenas u otros motivos para sobresalir nunca dejan descansar realmente aquél que trabaja. Quien se presta a ser esclavo de dicha manía, éste se encuentra constantemente bajo alta tensión y actúa de esa forma también sin armonía en la vibración de la Creación. Las consecuencias ahí son las mismas como en aquellos que vibran demasiado lento. Por lo tanto, también aquí el áureo camino del medio es el correcto para cada uno, que quiera vivir correctamente en esta Creación y en la Tierra.

¡Lo que tu, criatura humana, haces, hágalo integralmente! ¡El trabajo durante el tiempo de trabajo, el descanso durante el tiempo necesario al descanso! Nada de mezclas.

¡El mayor veneno contra el cumplimiento harmonioso de vuestra condición humana, sin embargo, es la unilateralidad!

¡Una vida laboriosa sin albo espiritual, por ejemplo, de nada os sirve! ¡El cuerpo terreno, entonces, seguramente vibra conjuntamente en esta Creación, el espíritu, sin embargo, está inactivo! ¡Y cuando el espíritu no se mueve simultáneamente en el vibrar de la Creación, deseado por Dios, el cuerpo terreno, que vibra conjuntamente, no está conservado y fortalecido por el trabajo, pero agotado, gasto! Porque ahí no recibe la fuerza proveniente del espíritu, de la cual necesita a través de la intermediación del enteal. El espíritu parado impide todo el florecimiento del cuerpo, éste, consecuentemente, tiene que consumirse en sus propias vibraciones, marchitar y descomponerse, no puede más renovarse, porque le falta el fuente para eso, el vibrar del espíritu.

De esa forma, de nada sirve cuando alguien, que se retira de ese trabajo terreno, ejecuta con regularidad los correspondientes paseos para el movimiento de su cuerpo y realiza aún todo lo que es terrenalmente posible, para mantener en forma su físico. Envejece rápidamente, decae, si su espíritu no permanezca en idéntica vibración. Y la vibración del espíritu solamente se produce ante algun albo determinado, que mueve el espíritu.

¡Un albo del espíritu, sin embargo, no debe ser buscado aquí en la Tierra, al contrario, solamente podrá ser encontrado en la dirección del reino del espíritu, en el plan de igual especie en esta maravillosa Creación! ¡Por consiguiente, un albo, que se encuentra encima del terrenal, que se extiende hacia allá de esta vida terrena!

¡El albo tiene que vivir, tiene que ser vivo! Del contrario, nada tiene que ver con el espíritu.

Sin embargo, el ser humano de los días de hoy no sabe más lo que es espiritual. ¡Puso en su lugar el trabajo del intelecto, y nombra la actuación del intelecto como siendo espiritual! De esa forma eso le da el resto, provoca su queda; ¡puesto que se agarra a algo, que queda en la Tierra con el cuerpo, cuando haya que pasar para el más Allá!

El albo espiritual es siempre algo, que encierre en si mismo valores favorecedores. ¡De esa forma debéis siempre reconocerlo! Valores eternos, nada de pasajero. ¡Por lo tanto, lo que queráis hacer, para lo que os empeñáis en anhelar, primero siempre preguntad a vosotros mismos sobre los valores, que con eso producís y encontráis! ¡No es demasiado difícil, si solamente lo queráis realmente!

¡A la errada actuación y al inútil empeño en la Creación pertenecen nueve décimos de la ciencia actual! Las ciencias, conforme son ejercidas ahora, constituyen un estorbo para la ascensión de aquellos, que con ellas se ocupan, constituyen paralización, retroceso, pero jamás progreso que conduce a la ascensión. En las ciencias, que hoy así se nombra, la criatura humana no puede desarrollar sus alas, jamás puede alcanzar lo que podría realizar; puesto que las alas le están deplorablemente recortadas, destruidas. ¡Solamente en la simplicidad del pensamiento y de la actuación yace la grandeza y se desarrolla el poder, porque solamente la simplicidad corresponde al anhelo por las leyes primordiales de la Creación!

El ser humano, sin embargo, se ató y se obstruyó con su ciencia terrena.

Qué sirve si el ser humano busca llenar el tiempo de la vida terrena, para saber cuando ha surgido el mosquito, por cuanto tiempo él presumiblemente todavía quedará en esta Tierra, y tantas otras indagaciones análogas aparentemente importantes para el ser humano. ¡Preguntad a vosotros mismos, a quién él realmente trae provecho con eso! ¡Solamente a su vanidad! A más nadie en el mundo. Pues ese saber nada tiene que ver con ascensión de cualquier forma. ¡No proporciona ninguna ventaja al ser humano, ningún impulso hacia el alto! ¡Nadie lucra nada con eso!

De esa forma, solamente debéis examinar una vez seriamente una cosa tras otra cuanto a su valor real, que ella os ofrece. ¡Verificaréis ahí que todo aquello, que hoy ahí ocurre, se presenta ante vosotros como un inútil castillo de cartas, para lo cual el tiempo terreno, regalado a vosotros para el desarrollo, es demasiado precioso, para poder sacrificar siquiera una hora impunemente para eso! Con eso os entregáis a la vanidad y al juego; ¡puesto que no contiene nada en si, que sea capaz de elevaros realmente, es, en si mismo, solamente vacío y muerto!

No pensáis que podéis presentaros ante el trono de Dios para recitar en el Juicio un dicho de sabiduría de tal especie. ¡Os serán exigidos actos en la Creación! Vosotros, sin embargo, con vuestro falso saber, sois solamente metal resonante, mientras que estar vivo y favorecer es vuestra misión en esta Creación. La persona que se alegra con cada flor del campo, que agradecida vuelve por eso su mirar hacia el cielo, se encuentra mucho más elevada ante Dios de lo que una persona, que puede disecarla científicamente, sin reconocer ahí la grandeza de su Creador.

Como sois vacíos dentro de vosotros, criaturas lastimosas, que se nombran seres humanos. Cuán huecos en vuestra presunción de saber, que solamente puede traer un miserable vivir terreno como los mejores de sus frutos. ¡El animal es ahí más elevado de lo que los eruditos de ese genero, él toma, observa y actúa! Vosotros, sin embargo, en vuestros estudios, sois los indolentes, los perezosos de esta Creación; pues lo que está contenido en la actual sabiduría del intelecto no es movimiento, como lo exige de vosotros esta Creación, en la cual todo vive.

¡Ningún record de altitud de avión os puede elevar un sólo paso! De nada sirve al ser humano ser el corredor más veloz o un boxeador hábil, un piloto audaz, o cuando él sabe si el caballo ha surgido aquí en la Tierra antes o después del mosquito. ¡Tal voluntad solamente busca alcanzar algo ridículo, la vanidad! A la humanidad no lleva ninguna bendición, ningún progreso, ningún provecho para su existencia en esta Creación, pero solamente estimula el desperdicio de su tiempo terreno. Aquellos, que se enamoran de tales cosas, son individuos inútiles en esta Creación, como lo son también aquellos, que en eso puedan sentir placer.

¡Mirad a vuestro alrededor, criaturas humanas! ¡Examinad todo en ese sentido, lo que en la realidad significa vuestra propia actividad y la de vuestros prójimos, cuál el valor tienen! ¡Encontraréis poco que sea digno de la verdadera condición humana! ¡Todo tiene que tornarse nuevo, así exige vuestro Dios y Señor de ahora en adelante con el poder de Dios y la fuerza de Dios! ¡Hasta ahora sois, con vuestro anhelo, servidores inútiles en el viñedo del Señor! Puesto que vosotros desperdiciasteis vuestro tiempo con juguetes totalmente inútiles, guarnecéis el alto potencial, que como dádiva de Dios reside en vosotros, con quincallerías desnecesarias del vanidoso querer del intelecto terreno, las cuales en el desenlace tendrá que dejar todas hacia tras.

¡Despertad, para que podéis criar un digno envoltorio del espíritu para vosotros aquí en la Tierra, y no necesitaréis ingresar pobres en el más Allá, como hasta ahora, toda vez que os han sido dados tan ricos tesoros para el trayecto en la Tierra! ¡Sois como reyes, que infantilmente juegan con el cetro e imaginan que éste y la corona ya sean suficientes para también ser un Rey!

¡Lo que el ser humano necesariamente tiene que investigar es, en primer lugar, solamente todo aquello, que le sirva a su ascensión y, con eso, también para el beneficio de la Creación! En todo lo que trabaja, debe preguntar a si mismo, cual la ventaja que aquello trae para si mismo y para los seres humanos. Un albo tiene que dominar de aquí en adelante todas las personas: ¡reconocer y también cumplir aquella posición, que tiene que llenar en la Creación como ser humano!

¡Quiero deciros como las cosas se pasan en la otras partes de la Creación y como también aquí en la Tierra se deben tornarse, según la voluntad de Dios!

Cuando aquí en la Tierra una persona realiza una vez un gran hecho, entonces, si con eso a ella no le despierte solamente envidia, es homenajeada. La gloria le queda hasta su fin, sí, muchas veces incluso después de eso, por decenios, siglos y milenios.

Sin embargo, eso pasa solamente en la Tierra. Un fruto de la errada concepción humana. Se convirtió en habito en esta masa pesada de materia gruesa. Pero no en los mundos más elevados, más luminosos. Allá, el movimiento circular no es tan pesado como aquí en la Tierra. El efecto recíproco se inicia más rápidamente, de acuerdo con la creciente liviandad. Allá, las acciones también son evaluadas según puntos de vista naturales completamente diferentes, mientras que las concepciones humanas dejan trasparecer muchos actos como grandiosos, que ni lo son, y no valorizan muchas cosas, que encierran en si verdadera grandeza.

Mientras más elevado, más luminoso, más ligero el ambiente, tanto más nítida, rápida también la recompensa, las consecuencias. Un espíritu humano de buena actuación asciende ahí cada vez más deprisa, una acción realmente grande muchas veces lo alza hacia el alto ya en el mismo instante. ¡Sin embargo, él no puede vivir, entonces, de recordaciones como aquí en esta Tierra, pero tiene que seguir a conquistar para si la altitud siempre de nuevo, si quiera permanecer allá, tiene que empeñarse constantemente pro subir aún más! Si para con eso, una sola vez, se tornará muy rápidamente sobre madurado en el respectivo ambiente, se pudrirá en él, si queremos usar para eso una imagen de materia gruesa.

¡En el fondo, pues, el ser humano nada más es de lo que un fruto de la Creación! Nunca es la propia Creación, mucho menos el Creador. Cada manzana posee en si misma la capacidad de enriquecer esta Creación con nuevos manzanos, flores y frutos, pero ni por eso es el Creador. Es el producto natural de las leyes primordiales de la Creación, que le concedieron la capacidad y la obligaron a actuar así, a cumplir su incumbencia en esta Creación. ¡Una incumbencia ella siempre cumple, incondicionalmente!

El ser humano o los animales pueden hacer lo que quieran con esa manzana. Sea sirviendo para reproducción o para manutención de otros cuerpos. Sin incumbencia, nada existe en esta Creación. Incluso en cada descomposición hay movimiento, utilidad y beneficio.

¡Por lo tanto, apenas cuando una persona haya subido, tiene que mantenerse en su altitud! No puede ni debe descansar y pensar que ya haya actuado lo suficiente por algun tiempo, pero tiene que seguir moviéndose como el pájaro en el aire, lo cual también es obligado a mover las alas, si quiera mantenerse en el alto. ¡En todo reside siempre solamente la misma ley sencilla! En lo más fino espiritual así como en lo más grueso terrenal. Sin alteración y sin desvío. Ella se realiza y tiene que ser observada. ¡En los planos luminosos y ligeros más deprisa, en la pesada materia gruesa solamente correspondientemente más despacio, pero de cualquier forma con absoluta certeza!

Reside una tal simplicidad en la realización de las leyes de la Creación y en las propias leyes, que no es necesario curso universitario para reconocerlas con acierto. ¡Cada persona posee la capacidad para eso, si solamente lo quiera! Cada observación es muy fácil, se torna difícil solamente por la arrogancia de saber de esta humanidad, a cual le gusta emplear palabras pomposas para lo que es más sencillo y por eso patina sin coordinación en la Creación como en el agua límpida, turbando de esa forma con aires de importancia la original clareza sana.

Con toda su falsa sabiduría, el ser humano, como la única de las criaturas, negligencia ocupar su lugar en la Creación como alguien, que vibra junto y actúa correctamente.

¡La voluntad de Dios, sin embargo, es que la criatura humana finalmente tenga que llegar a la conciencia y que cumpla integralmente su misión en esta Creación! Si no lo hagas, llegará ahora a la sobre maduración y se descompondrá como fruto podrido de la Creación. La luz divina que Dios, a través del Hijo del Hombre, envía ahora hacia la Creación, actúa sobre ella como sobre las plantas de un invernadero que, bajo el aumentado calor en aceleración, tiene que producir flores y frutos.

En eso se evidencia aquello que se mueve correctamente en las leyes de la Creación o lo que en ellas actuó erradamente. Los frutos serán de acuerdo. La persona que se dedicó a actividades que no pueden dar ninguna fundación para su necesaria ascensión, desperdició su tiempo y su fuerza. Ella se desvío de la vibración de la Creación y no puede más proseguir con ella, ni recobrar la salud en la indispensable armonía, puesto que ella propia la perturba.

Aprended, por consiguiente, ante observación, a valorizar la simplicidad de las leyes divinas en toda su grandeza y a utilizarlas para vosotros, al contrário tendrán ahora que destruiros, puesto que estáis como obstáculos en el camino de su actuación. ¡Seréis arrastrados como estorbo perjudicial!

Movimiento es el mandamiento principal para todo lo que existe en esta Creación; ¡puesto que ella se originó del movimiento, en él es mantenida y constantemente renovada!

¡De la misma forma como se pasa en el más Allá, principalmente en las regiones más luminosas, así tiene que tornarse ahora también aquí en la Tierra, provocado por el poder de la Luz! ¡El ser humano, que vibra con las leyes primordiales de la Creación, será preservado, pero aquél, que malbarata su tiempo con cavilar errado del intelecto, será ahora destruido por la fuerza viva del movimiento, aumentada por la Luz!

Por eso, debéis finalmente aprender a conocer todas las leyes y a orientaros por ellas, si enfermedad o muerte no os deba alcanzar a la brevedad.

Aquél que no añade un albo elevado, luminoso a su actuación terrena, éste no podrá subsistir en el futuro, tampoco terrenalmente. Habrá que decomponerse según las leyes de Dios intensificadas por la Luz, que se encuentran en la Creación, será también espiritualmente reducido a polvo como fruto imprestable, que no cumple su finalidad en esta Creación.

¡Ese acontecimiento es totalmente objetivo y sencillo, pero en el efecto de indecible horror para la humanidad, así como ella hoy todavía se presenta! Nada os será dispensado. ¡El querer o no querer en la decisión todavía os deberá ser mantenido, porque está inserido en la especie de todo cuanto es espiritual, sin embargo, rápida secuencia hasta el resultado final ocurrirá para vosotros ahora inmediatamente, de modo tan rápido, como no acreditáis que en la Tierra, en la lentitud de esta materia, pueda ocurrir!

¡Si no queráis de forma diferente, entonces, continuad siguiendo a las ciegas en el camino de hasta ahora! Pronto reconoceréis que el poder de Dios es mucho más poderoso de lo que toda la humanidad en la Creación; puesto que un abismo se abrirá ante vosotros, repentina e inesperadamente, y vosotros tendréis que precipitaros en él, reconociendo antes todavía que habéis actuado de forma errada, y que aún podría os haber venido salvación, si hubieseis dado atención a mi Palabra. ¡Respetada y seguida, en la más incondicional obediencia! ¡Incondicionalmente, así es ordenado a partir de esta hora, porque del contrario no más podrá haber regeneración para vosotros!

¡Incluso terrenalmente la humanidad será ahora obligada a orientarse incondicionalmente según todas las leyes primordiales de la Creación!

Si una persona pudo alcanzar determinada altitud aquí, esto no basta para el futuro. Al contrario, es obligada a mantenerse en ella ante empeño continuo, porque de otro modo ella pronto caerá nuevamente. ¡Cada persona, por su parte, tiene que dejar la posición, en la cual no pueda mantenerse, porque ella solamente puede valer aquello, lo ella también de hecho sea, y no como fue! El “fue” desaparece a cada modificación y no lo es más. Únicamente el “es” tiene valor y validad n el Reino del Milenio.

Por eso, criatura humana, permanezca en el futuro, por tu verdadera manera de ser, siempre de tal forma, como quieras ser considerada. Caerás o subirás inmediatamente a cada alteración venidera, también externa y grueso-materialmente. ¡Jamás deberás pretender mantener una posición, la cual no más la llenes, la cual no más te pertenezca! ¡Debes seguir constantemente hacia adelante y hacia el alto! Sin movimiento constante no existe más ningún apoyo para ti en la Creación. No puedes bañarte en el brillo de tus antepasados. El hijo jamás en la gloria de su padre. La mujer no tiene participación en los hechos de su marido. Cada uno se encuentra ahí totalmente sólo por si mismo. Únicamente el presente vale para ti; ¡puesto que también es este, que para un espíritu humano realmente “es”! ¡Así es en toda la Creación, así deberá ser también en el futuro entre estos seres humanos terrenos, en eso hasta ahora lentos! ¡Así lo quiere Dios y así acontecerá!

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