Resonancias del Mensaje del Grial 1

de Abdrushin


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22. Indolencia del espíritu

¡Perceptibles terrenalmente, las campanadas del reloj universal retumban ahora la décima segunda hora a través del Universo! Amedrentada, la Creación retiene su respiración, y, asustadas, se encojen todas las criaturas; ¡puesto que la voz de Dios suena hacia bajo y exige! ¡Exige prestación de cuentas de vosotros, que recibisteis la permisión de vivir en esta Creación!

Administrasteis mal el feudo que Dios en amor a vosotros concedió. ¡Serán excluidos ahora todos los servidores, que solamente pensaron en si, nunca en su Señor! Y todos aquellos, que a si mismos buscan elevar a señor. —

¡Vosotros, criaturas humanas, os encontráis recelosos ante mis palabras, porque no consideráis la severidad como divina! ¡Sin embargo, eso es solamente vuestra culpa, porque hasta ahora considerasteis todo lo que es divino, todo lo que viene de Dios como siendo amor condescendiente y perdonando todo, toda vez que las iglesias así lo han enseñado a vosotros!

Esas falsas enseñanzas, sin embargo, eran solamente cálculos del intelecto, que, como albo, encerraban en si la pesca colectiva de las almas humanas terrenas. Para cada pesca es necesario un cebo, que actúa atrayendo sobre todo lo que se tiene bajo puntería. La elección acertada de un cebo es lo principal para cualquier pesca.

Toda vez que esta era destinada a las almas humanas, se elaboró hábilmente un plan con sus debilidades. ¡El señuelo debía corresponder a la debilidad principal! ¡Y esa debilidad principal de las almas era la comodidad, la indolencia de su espíritu!

¡La Iglesia sabía muy bien que el éxito para ella habría que ser grande, bajo la condición que ella fuese ampliamente hacia el encuentro de esa debilidad y no acaso exigiese que de ella abdicasen!

¡Con ese reconocimiento cierto, ella construyó para los seres humanos un camino ancho y cómodo, que supuestamente debía conducir hacia la Luz, lo presentó seductoramente a estos seres humanos terrenos, que prefirieron dar un décimo de los frutos de su trabajo, caer de rodillas, murmurar oraciones cien veces, de lo que empeñarse espiritualmente siquiera uno sólo momento!

¡La Iglesia, por eso, asumió en el lugar de ellos el trabajo espiritual, también les perdonó todos los pecados, si los seres humanos a ella fuesen obedientes en las cosas terrenas y exteriores, y ejecutasen lo que la Iglesia les exigía terrenalmente!

Sea, pues, en visitas a las iglesias, en confesiones, en la cantidad de las oraciones, en las contribuciones, regalos o legados, no importa, la Iglesia se ha satisfecho con eso. Dejó a los fieles en una ilusión de que para todo que donasen a la Iglesia, les era asegurado también un lugar en el reino del cielo.

¡Como si la Iglesia dispusiese de esos lugares para distribuir!

¡Los servicios prestados y la obediencia de todos los fieles los unen, sin embargo, solamente con su Iglesia, no con su Dios! ¡La Iglesia o sus servidores no puede retirar o perdonar ningún granosito de culpa de un alma humana! ¡Tampoco le es permitido canonizar un alma, para que de esa forma intervenga en las perfectas y eternas leyes primordiales de Dios, que son inamovibles!

¡Cómo los seres humanos pueden osar reglamentar y también decidir sobre cosas, que reposan en la omnipotencia, en la justicia y en la omnisciencia de Dios! ¡Cómo pueden seres humanos terrenos querer hacer a sus próximos creer en tal hecho! ¡Y no menos sacrílego lo es de que seres humanos terrenos aceptan crédulamente tales atrevimientos, que tan nítidamente encierran la degradación de la grandeza de Dios!

Tal cosa increíble solamente puede tornarse posible entre los irreflexionados seres humanos gregarios que, ante tal conducta, se aplican un sello de reconocimiento de la mayor pereza espiritual; ¡puesto que la más sencilla reflexión deberá hacer cualquier persona reconocer inmediata y fácilmente que tales arrogancias no pueden ser explicadas ni siquiera con presunción humana o manía de grandeza, pero que ahí residen graves blasfemias contra Dios!

¡Siniestra habrá que tornarse la acción retroactiva!

El tiempo de la paciencia de Dios ahora también pasó. ¡Ira sagrada cae en las hileras de esos transgresores, que buscan con eso engañar la humanidad terrena, a fin de aumentar y conservar su prestigio, mientras íntimamente intuyen perfectamente que ahí se trata de cosas, a las cuales ellos nunca podrán ser autorizados a elevarse!

¡Cómo ellos pueden disponer sobre el Reino de Dios en la eternidad! ¡El rayo de la ira divina los resucitará del inconcebible sueño espiritual, de la noche para el dia, y... los juzgará! — — —

¡Qué da una criatura humana a su Dios con su obediencia a la Iglesia! En este caso, ella no tiene en su interior ni siquiera un único impulso intuitivo natural, lo cual únicamente es capaz de ayudarla a acender.

Yo digo a vosotros, en la realidad, las criaturas humanas solamente pueden servir a Dios justamente con aquello, que por las iglesias no ha llegado a la vida: ¡con el propio pensar, con el examinar independiente! Cada cual tiene que transponer sólo las muelas, el engranaje de las leyes divinas en la Creación. Y por eso es necesario que cada cual por si aprenda a conocer en tiempo cierto el tipo de las muelas y su andadura.

Precisamente eso, sin embargo, muchas iglesias ocultaron con pertinacia, para que los fieles no pudiesen llegar a la necesaria reflexión e intuición propia. Con eso, despojaron el ser humano de aquél bastón, único capaz de conducirlo sin peligro y dirigirlo rumbo a la Luz, y buscaron, en lugar de eso, inculcar a fuerza en cada ser humano una interpretación, cuya observancia solamente podía traer provecho a la Iglesia. ¡Provecho, influencia y poder!

¡Solamente con el movimiento del propio espíritu pueden las almas humanas servir a su Creador! Con eso, sin embargo, en primera línea simultáneamente también a si mismas. ¡Solamente un espíritu humano que se encuentra lúcido y vigilante en esta Creación, conciente de sus leyes, que se inserta en ellas con el pensamiento y la actuación, éste es agradable a Dios, porque con eso cumple, entonces, la razón de ser, que cada espíritu humano trae consigo en esta Creación!

¡Eso, sin embargo, jamás se encuentra en las practicas, que las iglesias exigen de sus fieles! ¡Pues a éstas falta naturalidad y libre convicción, saber, como condición esencial del verdadero servir a Dios! ¡Faltan la vivacidad y la alegría, para, ayudando, favorecer todas las criaturas, hacer que sus almas jubilen en la felicidad de la conciencia de poder colaborar en la belleza de esta Creación, como una parte de ella, agradeciendo con eso al Creador y LO venerando!

¡En lugar de alegres y libres adoradores de Dios, anunciadores de Dios, la Iglesia creó para si esclavos de la Iglesia! ¡Se introduzco en el libre mirar de la humanidad, vuelto hacia arriba! Obscureciendo con eso la verdadera Luz. Solamente ató y maniató los espíritus humanos, en lugar de despertarlos, de liberarlos. ¡Mantuvo, ultrajando, los espíritus en el sueño, los oprimió, les impidió el anhelo de saber y el propio saber con preceptos, que contrarían la voluntad de Dios, a ella se oponen! Todo eso, para conservar para si el propio poder.

¡Como ellos ya antaño no retrocedían ante el suplicio, la tortura, ante el asesinato de múltiplas maneras, de esa forma hoy ellos no temen calumniar al próximos, hablar mal de ellos, minar su prestigio, instigar contra ellos, colocar en su camino todos los obstáculos posibles, cuando éstos no quieran espontáneamente ponerse en las hilas de las multitudes de los esclavos de las iglesias! Maniobran con los medios más sórdidos, solamente para su influencia, su poder terreno. ¡Precisamente eso viene ahora, en el efecto retroactivo, también en primer lugar a oscilar y a colapsar; pues es lo contrario de aquello que Dios quiere! ¡Evidencia como se encuentran distantes de servir humildemente a Dios! —

¡Multitudes interminables se dejaron atraer por señuelos de permisiva indolencia del espíritu hacia el regazo entorpecedor de las iglesias! ¡La ilusión ultrajante de la absolución barata de los pecados fue creída, y con las masas espiritualmente indolentes aumentó la influencia en la Tierra, con el objetivo final de un poder terreno! ¡Las criaturas humanas no vieron que, con el falso concepto y doctrina, toda la sagrada justicia de Dios Todo-Poderoso solamente ha sido obscurecida y maculada, vieron solamente el ancho y cómodo camino hacia la Luz ahí simulado, que en la realidad ni existe! ¡Conduce, a través de la arbitraria ilusión de absolución, hacia las tinieblas y hacia el aniquilamiento!

La prepotencia de todas las iglesias, hostil a Dios, separa a los fieles de Dios, en lugar de conducirlos hacia Él. ¡Las enseñanzas eran falsas! ¡Sin embargo, eso los seres humanos deberían haber reconocido por si y fácilmente, toda vez que ellos contrarían nítidamente lo más sencillo sentido de justicia! ¡Y, por eso, los fieles de las iglesias son tan culpables cuanto las propias iglesias!

Las iglesias, cuyos propios servidores anuncian alto mi venida, con sus palabras de Cristo según el Evangelio de Juan, de lo cual ellos predican a sus adeptos con devoción:

“Cuando, sin embargo, venga aquél, el Espíritu de la Verdad, él os conducirá hacia toda la Verdad. ¡Y cuando el mismo venga, castigará el mundo a causa del pecado e a causa de la justicia! Y traerá el Juicio. Yo, sin embargo, iré hacia el Padre y de ahora en adelante no me veréis más. Yo vine del Padre y vine al mundo. ¡Vuelvo a dejar el mundo y regreso hacia junto al Padre!”

Tales palabras son leídas en las iglesias sin ser comprendidas; puesto que por el Hijo de Dios es dicho claramente que vendrá un otro sino él, para anunciar la Verdad y para traer el Juicio. El Espíritu de la Verdad, que es la Cruz Viva. Y, sin embargo, también en ese punto a Iglesia enseña de modo errado y contra esas palabras claras.

Aunque también Pablo antaño haya escrito a los Corintos: “El nuestro saber es imperfecto. ¡Cuando, sin embargo, venga lo que es perfecto, entonces, cesará lo que es imperfecto!”

Con eso, muestra el apóstol que la venida de aquél, que anunciará la Verdad perfecta, aún debe ser esperada y la promesa del Hijo de Dios a tal respecto no debe ser referida a la conocida efusión de la fuerza del Espíritu Santo, que, entonces, ya había ocurrido, cuando Pablo escribió esas palabras.

Con eso, él testifica que los apóstolos no consideraron esa efusión de fuerza como la realización de la misión del Consolador, del Espíritu de la Verdad, conforme actualmente en la Solemnidad de Pentecostés, de modo extraño, muchas iglesias y fieles buscan interpretar, porque tales cosas no se encuadran de modo diferente en su organización de creencia, pero, si, formarían una laguna que debería causar peligrosos temblores a esa falsa construcción.

Sin embargo, nada les resulta; ¡puesto que ha llegado ahora el tiempo del reconocimiento de todo eso, y todo cuando es falso colapsará!

¡Hasta ahora no pudo haber todavía ningún verdadero Pentecostés para la humanidad, no pudo alcanzarle el reconocimiento en el despertar del espíritu, a causa de él haberse entregado a tantas interpretaciones erradas, en las cuales principalmente las iglesias tienen grande participación!

¡Nada les será perdonado de la gran culpa! —

¡Ahora vosotros, seres humanos, os encontráis sorprendidos ante la nueva Palabra, y muchos entre vosotros ni más son capaces de reconocer que ella viene desde las alturas luminosas, porque ella es tan diferente de lo que habíais imaginado! ¡Vive, pues, también todavía en vosotros, en parte, la tenaz somnolencia, en que os envolvieron iglesias y escuelas, para que permanecéis obedientes adeptos y no tengáis ningún anhelo por el estado despierto del propio espíritu!

¡Lo que Dios exige, esto hasta ahora ha sido indiferente a los seres humanos terrenos! Yo, sin embargo, os digo todavía una vez: ¡El ancho y cómodo camino, que las iglesias hasta ahora se empeñaron por simular en favor de la propia ventaja, él es falso! ¡Con la ilusión de absolución arbitraria ahí prometida, él no lleva hacia la Luz!

Para vosotros, que os empeñáis seriamente por la Verdad, para vosotros deberá tornarse ahora Pentecostés, la elucidación deberá venir sobre vosotros. ¡Con bramido bajará la Luz y hacia dentro de vosotros, si vosotros estéis correctamente abiertos para eso!

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