En la Luz de la Verdad

Mensaje del Grial de Abdrushin


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74. ¿Qué es lo que el hombre tiene que hacer para poder entrar al Reino de Dios?

No estaría correcto darle respuesta a esta pregunta, que tanto se hace, con una regla bien definida y decir: «¡Haz esto y aquello!». Con eso no se está mostrando ningún camino. Ello no encerraría nada vivo y, por esa razón, no puede surgir nada vivo de ahí tampoco, lo cual resulta absolutamente necesario para remontar el vuelo a las alturas; ya que lo vivo es lo único que encierra la llave necesaria para la ascensión.

Ahora, si yo dijera, «¡Haz esto y aquello, y no hagas esto otro!», lo único que estaría haciendo con ello es ofrecer un par de muletas endebles de índole exterior con las cuales Nadie puede andar correctamente y con independencia, ya que dichas muletas no le sirven al mismo tiempo para «ver». Y el hombre tiene que ver con claridad el «camino» que tiene ante sí; de lo contrario, las muletas no le servirán de nada. Ese que no consigue ver el camino cojeará perdido como un ciego que ha tomado un camino que le es desconocido. No, eso no es lo correcto, y no haría más que conducir a un nuevo dogma, el cual, a manera de impedimento, entorpecería toda ascensión.

El hombre debe tener presente lo siguiente: Quien quiera entrar al Reino del Espíritu, tiene, naturalmente, que ir hasta allí. Es él quien tiene que ir; el reino no va a venir a él. Dicho reino, empero, se encuentra en el punto superior de la Creación y es, de hecho, este punto mismo.

El hombre, en cambio, se encuentra aún en las regiones bajas de la materia física. Así que, seguramente, le será fácil a todo el mundo entender que el hombre primero tiene que recorrer el camino que va desde estas regiones bajas hasta las anheladas alturas si quiere alcanzar la meta.

Ahora bien, para que no se extravíe durante este recorrido, resulta imprescindible que conozca con exactitud todo ese trecho que él tiene que recorrer. Y no sólo el trecho en sí, sino también todo lo que puede toparse en dicho trecho, qué peligros le amenazan en su recorrido y qué ayudas encontrará en semejante ruta. Como todo el trayecto está en la Creación y es esta Creación misma, de ello se desprende que un viajero de camino al reino espiritual está absolutamente obligado a primero conocer la Creación, que es la que lo conduce allí. Pues, a fin de cuentas, es su intención atravesar esta Creación; de lo contrario, no puede alcanzar su meta.

Hasta ahora no ha habido ningún ser humano que pudiera describir la Creación tal como es necesario conocerla para ascender. Para decirlo con otras palabras: no ha habido Nadie que pudiera hacer claramente visible el camino que conduce al Castillo del Grial, el camino que conduce al más alto punto de la Creación. El camino que conduce a ese castillo que se levanta en el Reino del Espíritu como templo del Altísimo, templo este que es donde único existe el puro servicio divino. No solo en sentido figurado, sino en toda su realidad.

El Mensaje del Hijo de Dios ya mostró este camino en una ocasión. El mismo, empero, fue desvirtuado múltiples veces por la pretendida sabiduría de los hombres, con lo cual, al inducir a error, no le permitieron a ningún espíritu humano el ascender a las alturas. –

Ahora, sin embargo, ya ha llegado el momento en que todo espíritu humano está obligado a decidir por sí mismo si lo que quiere para él es el Sí o el No, la luz del día o la oscuridad de la noche, la ascensión a las cumbres luminosas o la caída en el abismo; y esta decisión tiene carácter definitivo e irrevocable, sin que haya más adelante posibilidad de cambiarla de nuevo. Es por eso por lo que una vez más os llega un mensaje proveniente del castillo luminoso. Este Mensaje vuelve ahora a poner correctamente esos señalizadores que han sido colocados erróneamente, para que los verdaderos buscadores vean el camino correcto. Se trata del Mensaje del Grial, el Evangelio del Grial.

Bienaventurados todos aquellos que se orienten por este Mensaje con mente abierta y corazón desembarazado. Esos llegarán a conocer en Él qué necesitan para la ascensión espiritual y verán esos peldaños que su espíritu obligadamente ha de usar para su ascenso, a fin de entrar en el Reino del Espíritu, en el Paraíso.

Todo individuo encontrará ahí lo que él en particular necesita para, con las habilidades que posee, ascender a la Luz.

Sólo eso viene a ofrecer vida, libertad para la ascensión, para el desarrollo de las habilidades necesarias al efecto de cada individuo, y no meramente un yugo uniforme por medio de un dogma fijo que hace de los hombres abúlicos esclavos, reprime su desarrollo independiente y, por consiguiente, no sólo impide la ascensión, sino que, en el caso de muchos, acaba con ella por completo. –

El individuo que conozca la Creación y la manera en que su actividad es dictada por la Ley, no tardará en comprender por medio de Ella la gran voluntad de Dios. Si entonces se ajusta a esta voluntad, la Creación y, por ende, también el camino le servirán exclusivamente para la ascensión; ya que, con ello, el individuo en cuestión armoniza debidamente con la voluntad de Dios. Su camino y su vida tienen, por tanto, que serle gratos a Dios. –

No se trata de una mirada santurrona alzada al cielo, o de retorcerse en penitencia, o de arrodillarse o de orar, sino de la oración puesta en práctica, de la oración implementada de manera viva, por medio del proceder refrescante, alegre y puro. No se trata de suplicar y gimotear por que le muestren a uno un camino, sino que se trata de ver dicho camino en agradecida veneración y de seguirlo con gozo.

De modo que toda vida que puede ser calificada de grata a Dios es muy diferente a como la gente se la ha imaginado hasta ahora. ¡Es mucho más bella y más libre! Es mantener la debida posición en la Creación, tal como vuestro Dios quiere que sea a lo largo y ancho de Su obra, en la que, en sentido figurado, uno agarra la Mano que Dios le ofrece a la humanidad con esta Creación Suya.

Por eso vuelvo a hacer el siguiente llamado: «Acabad de tomarlo todo como algo fáctico, verdadero, y no en sentido figurado, que entonces seréis verdaderamente vosotros mismos en lugar de las sombras muertas de hoy día. Aprendeos la Creación a través de sus leyes.».

Es ahí donde radica el camino que conduce a la Luz.

Mensaje del Grial de Abdrushin


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